Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 19 de diciembre de 2016

Cristiano Ronaldo, James y Diego López

Tras la final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, jugada por el Real Madrid-Kashima Antiers, no cesan los comentarios relacionados con la buena sensación causada por el equipo japonés (a mí me recuerda a la selección de Corea del Norte cuando se enfrentó a la de Portugal en el Mundial de Inglaterra -1966- y que fue capaz de poner en un brete a Eusebio, Coluna, José Torres y compañía, además de derrotar a Italia y empatar con Chile). Hasta el punto de que Cristiano Ronaldo ha opinado de tal guisa: -No esperábamos que jugaran así de bien. No aprendemos. Seguimos despreciando e infravalorando todo aquello que no conocemos. Aunque nos pase cientos de veces incluso si el desconocido ha conseguido llegar a una final. Las palabras de CR son un acto de contrición en toda regla. Y que deberían asumir todos sus compañeros. No vaya a ser que los mismos errores cometidos frente al Kashima vuelvan a repetirse en Sevilla, por ejemplo, teniendo a Vitolo en la banda derecha y en su mejor forma. O bien a Iago Aspas en Balaídos y, por qué no, a Munir frente al Valencia cuando se juegue el partido aplazado.

Calidad y sacrificio

A mí me agradan sobremanera los jugadores con calidad que sean capaces también de luchar denodadamente cuando los rivales posean el balón. Es necesario que en esos momento le hagan una higa a la comodidad y cada cual defienda acorde con sus condiciones físicas y ténicas. Algo que deben conocer sobradamente sus entrenadores y, por tanto, encomendarles misiones concretas. Pero insisto: cuando tocan a rebato, ninguno de los participantes debe llamarse andana. O sea hacerse el desentendido. James es un extraordinario futbolista. Cuya visión del juego está magistralmente coordinada con su portentosa pierna izquierda. Raro es que, cuando juega, que es muy poco, sus pases no acaben en gol. Y además pone tanto empeño en defender como cualquier otro compañero semejante en condición física. El colombiano, sin embargo, no tiene el mismo trato que le dispensan los medios a Isco. De hecho, sus últimas declaraciones, que son una copia de las que ya ha venido haciendo el jugador malagueño, han servido para que propios y extraños no le den cuartel. A James me lo imagino yo jugando en el recuperado Manchester United, por detrás de Zlatan Ibrahimovíc. Dejar ir a James sería lamentable.

(A propósito: José Mourinho ha sabido cambiar a tiempo la forma de jugar de su equipo. Adaptando el sistema a sus jugadores más importante. En este caso, ha salido ganando el veterano Ibra Ibrahimovíc)

Barcelona Español.

Yo he seguido al RCD Español desde su primer partido frente al Sevilla en el Sánchez Pizjuán. En el cual, a pesar de marcar cuatro goles y jugar muy bien, acabó perdiendo (6-4). Y, por tanto, he podido apreciar el trabajo que ha tenido que hacer su entrenador -Quique Sánchez Flores- para lograr que no volviera a repetirse un desastre parecido. Quique se dio cuenta de que Roberto -portero- no era ya el guardameta prometedor que él había  conocido y recomendado. Y decidió contratar los servicios de Diego López. Cuya estancia en el Milán le había servido para ser mejor portero. Por más que en su segunda temporada hubiera sido relegado a la suplencia por un guardameta más joven. Su llegada fue como bálsamo de Calaba para el equipo 'perico'. Su dominio del área pequeña en los balones por alto, su buen manejo de balón con los pies, sus reflejos y el sosiego adquirido en Italia, lejos de inquinas y enfrentamientos terribles en el Madrid, propiciaron que sus compañeros confiaran ciegamente en él. Así que fueron llegando los buenos resultados y hasta el buen juego. Ayer en el Camp Nou, cuando el Español perdía por un gol, se lesionó DL y hubo de jugar Roberto. La cara de éste, en el plano que nos ofreció televisión, reflejaba el temor que se había apoderado del portero suplente. Plano que volvían a repetir las cámaras cada vez que el  Barcelona marcaba. A mí, la verdad sea dicha, me causó una tristeza infinita ese mal momento vivido por un profesional con historial más que suficiente a sus treinta años.

¡Ah, Messi, que sabe más que Lepe, se percató bien pronto de la debilidad que ofrecía Roberto y decidió que era el momento de zurrarle la badana a los vecinos.

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