Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Deseos de vivir

26 de diciembre. Al otro lado del teléfono está una tía mía que acaba de cumplir 102 años. La cual sigue discurriendo con extraordinaria claridad. Lo primero que hago es contarle cómo me divertí de lo lindo -el 24- en la calle Jaudenes. Y se ríe con ganas. Mi tía es una señora que se ha instruido por sí misma. Y deja entrever siempre lo bueno y lo menos bueno de las personas autodidactas. Y yo suelo escucharla atentamente.

Hoy me ha dicho que le duelen las piernas más que nunca. Pero que tales dolencias no conseguirán acoquinarla. Y, a renglón seguido, me habla de que no le agrada la idea de la muerte. "Me la tomo con calma (la idea de la muerte), pero no me resigno". Y detalla: Mira, sobrino, días atrás, tus primos, sus hijos y sus nietos se reunieron conmigo para celebrar mi cumpleaños y disfruté muchísimo. Y llegué a preguntarme: "¿Por qué tengo que morir si estoy bien en este mundo?".

-Sí, ya sé que mis ojos por estar arrasados me impiden leer. Y bien sabes tú lo mucho que ha significado la lectura en mi vida. Pero aún puedo disfrutar de una conversación agradable, escuchar música, tomar el sol, sentir el cariño que me tenéis. Existen tantas cosas agradables...

Conociendo a mi tía, por haber vivido mucho tiempo a su lado, le recuerdo que hay un cielo para personas como ella.  Y, tras un ligero carraspeo, no duda en manifestarse así: Mira, sobrino, creo haberte dicho alguna que otra vez, que "el objetivo ya no es la felicidad en el más allá sino la dicha aquí abajo, en lo cual ha influido, por supuesto, la esperanza de vida".

¿La esperanza de vida?

Sí, claro que sí... Te cuento: "Cuando las gentes vivían a lo sumo 30 años, el más allá era muy importante; hoy, con una esperanza de vida de 80 años, y hasta de más de un siglo como es mi caso, lo que cuenta es la salud del cuerpo aquí y ahora".

Mi tía, lectora empedernida que ha sido, se nota que no lo fue de San Agustín, que se lamentaba de tal guisa: "La vida empuja y una larga vida, y la mía empieza ya a no ser corta, no es sino un largo tormento".

Nota. A este escrito se puede acceder por Aires de Ceuta y Blog de Manolo de la Torre


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