Opiniones

La palabra cursi nació en Cádiz y se ha hablado de ella hasta la saciedad. Llamarle cursi a un gaditano le cae tan mal como mentarle a sus muertos. Siempre y cuando el vocablo sea dicho con mal talante. Más o menos como hizo Jacinto Benavente. Quien en el primer acto de Lo cursi (1901) escribe. La invención de la palabra cursi complica horriblemente la vida. Antes existía lo bueno, lo malo, lo divertido y lo aburrido, y a ello se ajustaba nuestra conducta. Ahora existe lo cursi, que no es lo bueno, ni lo malo, ni lo que divierte, ni lo que aburre; es una negación: lo contrario de distinguido. El arquetipo de cursi actual es Jorge Valdano. Un cursi que desea la derrota del Madrid a cualquier precio.

Sergio Busquets

He leído todo lo que se ha escrito del Barcelona-Madrid y no he visto que nadie se haya atrevido a denunciar el pésimo partido que hizo Busquets. Todas las culpas han recaído en Rakitic y Gómes. Y hasta Arda Turan, que jugó un rato, le ha servido a Luis Enrique como chivo expiatorio. Así que tengo la impresión de que el técnico asturiano es consciente de que si se atreve a mencionar el nombre de Busquets, para mal, al día siguiente se vería precisado a liar los bártulos. En el fútbol español, desde que la selección ganó varios títulos, hay futbolistas protegidos hasta la náusea. Y ellos, que lo saben, suelen hacer de su capa un sayo. La pena fue, y perdonen que redoble el tambor, que Zinedine Zidane no se aprovechara de la mala actuación del medio centro del Barcelona para ganar con rotundidad. Otra vez será...

Lucas Vázquez y Kovacic

Las lesiones de algunos de sus compañeros les han permitido demostrar que son dos jugadores sobresalientes en una plantilla que se distingue por su calidad. Tarea que no les ha sido fácil. Ya que ambos han estado faltos del buen trato que otros futbolistas han venido recibiendo por parte de los medios de comunicación. Vázquez y Kovacic han sabido en todo momento soportar la suplencia sin gestos desagradables ni declaraciones altisonantes. Eso sí, cada vez que han sido requeridos por Zidane han salido a jugar con entusiasmo y trabajando a destajo. Y a ellos se les debe, en gran medida, que el Madrid haya rendido plenamente cuando varios de los actores principales dejaron de jugar. ¡Ah!, trabajar sin descanso no significa que Vázquez y Kovacic carezcan de calidad para jugar en el Madrid. ¿Acaso no es mejor aunar calidad y espíritu de lucha que contar solamente con una de esas cualidades?

Sergio Ramos 

Conviene reconocerle cuanto antes que nunca se negó a jugar como central por el lado izquierdo, sabiendo él mejor que nadie que en esa zona sufre lo indecible por ser diestro. Y porque su pierna izquierda sólo le vale para apoyarse. Tampoco su cintura funciona bien en ese lado. Hasta el punto de que en bastantes ocasiones suele girarse al revés. Así que las pasa canuta cuando le toca enfrentarse a fubolistas rápidos. Es una denuncia que yo he venido haciendo desde hace la tira de tiempo. Y, por si fuera poco, ha de soportar con resignación el anarquismo de Marcelo. Y también es verdad que sus compañeros de medio campo se olvidan a veces de prestarle el apoyo debido. Las actuaciones de Ramos las he enjuiciado yo muchas veces. Y no han sido precisamente para regalarle ditirambos. En absoluto. Ahora bien, debo reconocer que sus goles en los últimos minutos, en partidos decisivos, han servido para engrandecer la historia del Madrid.

Mariano.

Es el clásico delantero centro que sirve de referencia a los centrales pero que éstos no quieren ver ni en pintura. Es el tipo de jugador que no rehúye la pelea y disputa todos los balones. Corpulento, veloz, y con el gol metido entre ceja y ceja. Dispara sin avisar y además su remate de cabeza es casi siempre certero. No se arruga nunca. Ni le importan las adversidades. Lo digo porque lo he visto con el Madrid-Castilla fajarse con centrales de equipos norteños y en campos inhóspitos. Está en un momento extraordinario y Zidane debe aprovecharse de ello. Máxime cuando el Madrid se resiente de la baja de Bale y Benzema no acaba de coger la onda.