Dos puntos más para el Madrid frente a un Español que se limitó a poblar su medio campo con cinco y hasta seis jugadores. Todos ellos, juntos con otra línea de cuatro defensas, trataron con escaso acierto de hacer naufragar al equipo local. El repliegue de los periquitos casi hasta borde de su propia área, dejó a los centrales del Madrid sin oponentes a quienes marcar. Una falta de referencia que ya había practicado el Nápoles, fechas atrás, pero con jugadores veloces y dispuestos a presionar en el propio campo de los madridistas. Así que el equipo entrenado por Quique Flores sólo llego dos veces a la portería del Madrid. Pero en ninguna hubo de intervenir Kiko Casilla.
Mediante ese dispostivo táctico, el Español lo único que lograba es que Kroos, Kovacic e Isco hallaran muchas dificultades para enlazar con sus delanteros, debido que antes estaban obligados a taladrar el muro del rival con pases acertados. Tarea difícil. Y mucho más si eran Pepe y Varane quienes lo intentaban. Menos mal que Lucas Vázquez -¡vaya hallazgo de jugador!- luchando, batallando y hostigando a su marcador, comenzó a abrir una brecha por su banda. Amén de mostrar regate, velocidad y centro como extremo a la antigua usanza.
El entusiasmo y el buen juego de Lucas Vázquez es, además, contagioso. E invita a sus compañeros a imitarlo. Morata fue el primero que decidió hacerlo y hasta Cristiano lo secundó. Pero hete aquí que el tiempo transcurría y Diego López no se veía asediado. Ni siquiera en los muchos saques de esquina ejecutados por Kroos. Pero pasada la media hora del partido, Isco, el cual andaba desmarcándose sin ton ni son, se sacó de la manga un centro preciso que Morata cabeceó a la red.
El Madrid, a pesar del gol, siguió en la misma línea y el Español tampoco era capaz de cambiar de sistema. Seguía careciendo de ambición y por si fuera poco ni Reyes ni Jurado eran capaces de mantener el balón y mucho menos de fraguar ningún contraataque. En suma, el interés del partido radicaba en la cortedad del resultado. Y, desde luego, en seguir atentamente las evoluciones del ya reseñado LV.
Así que llegaron los cambios. La entrada de Hernán Pérez y la orden de adelantar metros dada por Quique Flores, nos hizo pensar que el Madrid podría pasarlo mal. Mas volvió a ocurrir lo de la primera parte. Andaba Isco perdido, es decir, desmarcándose porque sí, cuando puso el balón por delante de Bale, con su precisión acostumbrada, y éste corriendo como un caballo desbocado dejó atrás a au marcador y consiguió un golazo. El de la tranquilidad.
El regreso de Bale, y su salida al césped en el minuto 77, es la mejor noticia para Zidane. Con el galés en una banda y con Vázquez en la otra, cualquier entrenador sería el más feliz de los mortales. Con ellos dos, en plena forma, y dado los recursos que tienen para jugar pegados a la línea de cal, el Madrid no sólo es peligrosísimo en ataque sino que también puede completar con ambos un medio campo de tronío.
Cambios: Casemiro por Kovacic, Bale por Morata y Marcelo por Nacho. En fin, la recuperación de Bale y el gran momento de Lucas Vázquez es lo mejor que le podía ocurrir al Madrid en esta época de la temporada.
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