Viernes,
30 de julio de 1982. Con Jesús Cordero
he hablado cada vez que he venido a Ceuta. Es lo primero que me recuerda en
cuanto nos vemos. Jesús es muy aficionado al fútbol y expone sus ideas sin
achantarse lo más mínimo. Es larguirucho y su cara parece
que ha estado puesta siempre a la intemperie de los mares. Gesticula y manotea
al expresarse, dejando ver unas manos largas con dedos inacabables. Maestro de
escuela, especializado en Educación Física, lleva media vida, según me dice, tratando de ser ese bon vivant que
nunca ha dejado de soñar. Me pide que acuda a una reunión de amigos donde se me
quiere conocer. Será al anochecer. En el Hotel Parador La Muralla.
En el
hotel reina un ambiente extraordinario. Se acercan las fiestas patronales y
muchas son las personas alojadas en el establecimiento. Alejandro –jefe de barra de la cafetería- no da abasto para atender
a tantos clientes. Jesús Cordero me
espera con Francisco Bernet Paquirri,
Salvador Ruiz, Dorín, Fito Blanco
y Bernardo Crespo. Bernardo está
recién llegado a la ciudad; a la que ha venido para confeccionar una revista de
turismo, subvencionada por el Ayuntamiento y la Caja de Ahorros y Monte de
Piedad.
Apenas
hechas las presentaciones, Paquirri
nos cuenta el último chiste; ese que pocos han oído… Justo es reconocerle su
buena narración. Me habla también de su pasión por el waterpolo y de que ésta
licenciado en Educación Física. Paquirri
es de mediana estatura, atlético, de frente despejada, y acostumbra a
gesticular tanto o más que Jesús Cordero.
Entrena al Club Natación Caballa, equipo que compite en la Segunda División del ya mencionado deporte acuático.
Salvador Ruiz Dorín es de
complexión fuerte y de perfil aguileño. Luce bigote generoso, aunque está claro
que su alopecia es galopante. De mirada verde, Dorín festeja ruidosamente los chistes de Bernet y las salidas de tono de Bernardo. Éste suelta la gracia con desgaire, es decir, como
mirando al tendido, y esa aparente lasitud, estudiada o no, pone humorismo en
cualesquiera de las tonterías que se saca de la manga. Bernardo es un guapera que usa chaqueta cruzada, azul, y corbata a
juego. Me ha caído bien nada más verlo. Fito
Blanco es bajito, pinturero, ceremonioso y preguntón. Es tenido por buen
tirador al plato y al pichón.
La
llegada de Juan Antonio García
Ponferrada es acogida con bromas variadas. Ponferrada es alto, escurrido de carnes, rostro alargado y pelirrojo.
Jesús Cordero le tira de la lengua
en lo referente a la autonomía. Y el político de la Unión de Centro Democrático
no está de acuerdo en que Ceuta obtenga un estatuto igual que cualquiera otra
región. “Nuestra autonomía debe ser una mezcla de carta municipal y estatuto.
Estoy en contra de la duplicidad de órganos”.
Jesús Cordero le responde así: “¡Qué poco te pareces a Adolfo Espí, quien sí aboga por la
autonomía! Pues dice que todo lo que no sea diferenciar a Ceuta de la península
le parece tremendamente peligroso y algo que le daría fuerza a Marruecos”. Las
palabras de Cordero enfadan al
funcionario de deportes y, por tanto, se va cuanto antes. Al final, acabamos
todos escuchando atentamente la disertación sobre historia que da Jesús. El cual es conversador ameno, preparado
y capaz de relatar la Historia de España, con minuciosidad, desde antes que
primaran los tartesos.
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