Cada
vez que los vecinos de cualquier barrio de la Ciudad levantan su voz para pedir que las autoridades solucionen sus problemas, no sé por qué siempre se me viene a la memoria el nombre de José
García Joselito. Quien fue presidente de la Asociación de Vecinos de la
barriada de Juan Carlos I.
A Joselito le conocí yo a principios de los años ochenta. Cuando todo lo referente al movimiento vecinal estaba en sus balbuceos. Joselito era todo un personaje. Y dado los problemas por los que viene atravesando Ceuta, últimamente, he creído conveniente transcribir literalmente lo que dije de él a finales de mayo de 1909.
Joselito
chamullaba de su barrio de manera tan primaria como convencido de que estaba en
posesión de la verdad de lo que defendía. De sus escasos conocimientos, según
decían, se chufleaban los de siempre. Los que se consideraban más preparados
del lugar. Y a mí, que lo conocí un día por casualidad, me cayó la mar de bien
y no dudé en celebrarlo cada vez que me daba la gana o venía al caso.
Un día
nos desayunamos con unas declaraciones de Joselito en las que decía que estaba
dispuesto a presentarse a candidato como parlamentario. Para poder hablar con
todos los ministros sobre las necesidades de Ceuta. Y hacía la siguiente
aclaración: “Para defender a Ceuta no creo que haya que ser catedrático de
nada".
Era, indudablemente, su alegato contra quienes no dudaban en tomárselo a
chacota. Y finalizaba su discurso de la siguiente manera: “Si fuera senador o
diputado, y no me hicieran caso en Madrid, se lo comunicaría al pueblo y me pondría al
frente de una manifestación pidiendo mi dimisión. Lo que a mí me sobra es el
sueldo de parlamentario”
Ruda y
hermosa ingenuidad de Joselito. Que aún existía en los albores de aquella década de los
ochenta. No obstante, esas manifestaciones del entonces presidente
de la Asociación de Vecinos de Juan Carlos I propiciaban que fuera tachado de
agitador de clases bajas, por parte de destacados políticos de esta Ciudad. Entendiendo como clases bajas a
quienes vivían en los barrios.
He
querido recordar a Joselito, como ustedes comprenderán, porque sería más que recomendable que las autoridades de Ceuta les dijeran a los ministros que deben dar el do de pecho para solucionar los problemas de esta tierra, que quieren hechos y no buenas palabras. Y cuanto antes mejor. De no ser así, se verán obligados a hacer realidad la ruda y hermosa ingenuidad de Joselito.
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