Yolanda Bel admira a Juan Vivas

Yo suelo bañarme en El Chorrillo -no me canso de repetirlo-: playa céntrica donde coincido con algunos conocidos. Hoy, además de disfrutar de una mañana esplendorosa, también he entablado conversación con dos de ellos. De fútbol, aunque no se lo crean, hemos hablado  lo justo. Pues ha sido la política la que ha hecho posible que peguemos la hebra sin mirar el reloj.

Me dicen mis interlocutores que el Partido Popular –de Ceuta- está sumido en luchas intestinas. Y me preguntan si yo sé algo al respecto. Lo primero que se me ocurre es encogerme de hombros. Dado que opinar acerca de las diferencias existentes en el seno de cualquier partido es, sin duda, motivo más que suficiente para meter la pata.

Mis conocidos me ponen  al tanto de que en el PP se está luchando por la presidencia. Y, por tanto, se han creado varias grupitos con sus estrategias correspondientes y objetivos muy distintos. Aunque la tarea principal es la que es: obtener la presidencia del partido por encima de cualquier otro logro.

Tras una breve interrupción, observo que mis conocidos siguen esperando mi parecer, y no me queda más remedio que pronunciarme así: La presidencia de un partido político es muy apetecible.  Por muchas y variadas razones. Pero hay dos componentes que destacan en ese cargo: la consecución de poder y dinero.

-¿Qué te parece a ti, Manolo, que Yolanda Bel se esté postulando para ese cargo?

-¿Yolanda?... Es la primera noticia que tengo acerca de tales intenciones de una mujer que siempre se ha sentido cohibida a dar ese paso por ser ferviente admiradora de Juan Vivas. Es más, aunque está en su perfecto derecho, no creo que se pronuncie sin antes contar con la venia de nuestro alcalde y presidente del partido.

-¿En qué te basas para ello?

-Me lo ponéis muy fácil, queridos conocidos: tales luchas intestinas de los partidos, si bien son buenas para ejercitarse en maldades y mentiras políticas, que luego serán usadas contra los adversarios, suelen generar desgracias para quienes salen derrotados. Y éstos, a partir de entonces, suelen comprobar que fuera del grupo principal siempre es invierno crudo. O sea, que hace un frío siberiano.