Fue en junio, durante la visita que hizo a Ceuta la ministra de Sanidad, Dolors Monserrat, cuando crucé mis primeras palabras con Juan Bravo Baena; y se debió a que éste se acercó a Emilio Carreira, con quien yo conversaba en la sala de estar del Hotel Ceuta Puerta de África. Tras los saludos de rigor, JB siguió su camino y yo dije para mí: hete aquí un señor, recién llegado a la política activa, que goza de buen cartel en la Ciudad.
Pero cuando llegué a mi casa y me senté en mi modesto escritorio para darle vida al artículo de los martes, casi siempre dedicado a mis conversaciones en la calle, no se me ocurrió decir ni pío de JBB. Es cierto, y no me pregunten el porqué, que ni siquiera sabía que había sido, en las últimas elecciones generales, el candidato al Congreso de los Diputados más votado en su provincia. Ceuta. Dejadez de tomo y lomo que nunca antes me había permitido.
Aunque hay más. Claro que sí. Y no me azara confesarlo: hasta hoy, que he decidido dedicarle estas líneas a Juan Bravo, uno de nuestros "padres de la Patria", no tenía ni idea de que fuera funcionario destacado de nuestra Hacienda Pública, ni de su lugar de nacimiento, ni tampoco de sus andanzas deportivas. Así que a toda prisa me he puesto a leer por encima su historial y me he topado con una grata sorpresa.
A Juan Bravo lo nacieron en Palma de Mallorca un 24 de marzo de 1974. Año y día en que yo aterricé en el Aeropuerto Internacional de Son San Juan (Mallorca). Y allí me esperaba un coche para llevarme al Hotel Jaime III. Donde a veces José Tous Barberán, dueño de Última Hora, periódico vespertino, me citaba para charlar conmigo de cuanto estuviera de actualidad. Pepe Tous, marido de Sara Montiel, era un tipo encantador.
Bueno, ha sido hablar del lugar de nacimiento de Juan Bravo y de la fecha, coincidente con mi llegada a Palma, y desviarme del asunto principal. El cual es informar de la gran confianza que tienen depositada los ceutíes en este político. Nuevo en la plaza pero que se ha ganado a la concurrencia con velocidad de misil.
Debe de ser, pues tampoco está uno para asegurar nada en esta vida, que ser funcionario destacado de la Agencia Tributaria imprime carácter. Otorga personalidad. Verbigracia: José María Aznar. Si bien en el caso que nos ocupa, es decir, el de Juan Bravo, es asimismo licenciado en otros menesteres. En suma, que el mallorquín está en posesión de otra carrera.
Carreras que tanto gustan a nuestro alcalde. Quien se pirra por un licenciado aunque sea para dirigir las recogidas de basuras. En fin, que Juan Bravo se perfila como candidato a la alcaldía. Y podría serlo siempre y cuando Juan Vivas crea que le ha llegado ya el momento de refugiarse en la Costa del Sol el resto de sus días. ¡Ah, por favor, no se me enfaden los demás aspirantes a la poltrona!
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