Mañana afrontará el Madrid su primer título oficial; el correspondiente a la Supercopa de Europa.
Tras haber dejado muchas dudas en los anteriores partidos de la pretemporada. Hasta el punto de que no ganó ninguno. Los jugadores del Madrid regresaron cabizbajos de la gira estadounidense y su entrenador lo hizo siendo el vivo retrato de la incertidumbre. Dada la carencia de goles y sobre todo por la endeblez del sistema defensivo.
La
plantilla del Madrid -reforzada esta temporada- es muy buena. Quizá la
mejor del mundo. Opinión que ya expresé hace dos temporadas y a los triunfos
logrados por ella me remito. En cambio, su entrenador no tiene las ideas claras. De haberlas tenido, seguramente habría sabido ya por qué con un
equipo hecho el conjunto no ha dado la talla en ningún aspecto.
Yo sigo pensando que ni Bale ni Benzemá serán rentables mientras que el juego
desarrollado por sus compañeros del medio campo continúe siendo parsimonioso,
atiborrado de pases cortos y de una horizontalidad rayana en la desesperación.
Por más que de vez en cuando, faltaría más, el balón les llegue a los
delanteros al espacio libre y con ventaja sobre sus marcadores. No es de recibo
que se permitan los regates inadecuados, las fintas para la galería o el caño
carente de eficiencia. En suma, arabescos improcedentes. Fútbol enjuto y
ratonil.
Así que
me veo obligado, una vez más, a hablar de Isco Alarcón. El fútbol del jugador malagueño
es lo más parecido a un orador que usa y abusa de los circunloquios para
terminar diciendo una obviedad. Isco
necesita de muchos giros y gambeteos para hacerse notar. Su deambular por todas las zonas del campo limita ciertas capacidades de sus compañeros. Permitirle que juegue a su libre albedrío es error que en ocasiones no se aprecia por la calidad de sus compañeros. Insisto: la demarcación que mejor le va a sus características es la de media punta.
Calidad
que atesoran Marco Asensio, Kovacic, Kroos, Modric, etcétera. Quienes además
serían mejores si Marcelo y Carvajal no
atacaran por sistema, dejando brechas atrás que rompen la armonía defensiva y
ponen en evidencia a los centrales. Ya de por sí poco firmes por el lado de
Sergio Ramos. Cada vez más duro de cintura por tener un costado siniestro que
le impide girarse en carrera como mandan los cánones.Y, desde luego, es un obstáculo para sacar el balón jugado desde atrás.
En lo
tocante a que Cristiano Ronaldo haya sido incluido en la expedición, a pesar de
que no ha estado en la pretemporada con sus compañeros, indica, según mi modo
de ver, la poca confianza que aún tiene ZZ en sus delanteros y en el conjunto. Cierto es que la salida al césped de la estrella portuguesa, en cualquier
momento, puede cundir nerviosismo entre sus marcadores.
Ahora
bien, semejante decisión, como la de otorgar permiso innecesario a Sergio Ramos, en su
día, para practicar deporte acuático, tiene también un riesgo: que los jugadores se enojen al comprobrar que existe el privilegio. Palabra odiosa, que separa, que hace distingos. Y que causa desorden en los juegos de conjunto.
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