Socialistas, nacionalistas y Mariano Rajoy

Ayer por la noche José Luis Ábalos dijo que el PSOE apoyaría al Gobierno del PP en la defensa de la unidad de España, puesta en peligro por los independentistas catalanes. El portavoz socialista estuvo conciso y claro. Su sobriedad en el decir me agradó sobremanera. Debido a que hay muchos políticos, en estos momentos, tratando de emular a Castelar y lo único que provocan es hastío y somnolencia. A mí, tras el mensaje del señor Ábalos, se me ocurrió escribir que el Partido Socialista Obrero Español vuelve a ser ese partido de Estado y Gobierno; indudablemente necesario para salir de la encrucijada en la que los separatistas catalanes nos han metido. Las palabras del portavoz socialista han sido refrendadas hoy por Pedro Sánchez. El cual ha olvidado sus desencuentros con Mariano Rajoy. Actitud digna de encomio del Secretario General del primer partido de la oposición. Máxime en una España donde cualquiera que se sienta herido en su amor propio es capaz de apelar al duelo sin acuerdo de a primera sangre. Albricias.

La historia ha demostrado hasta la saciedad que los catalanes han sacado a relucir su tan cacareado sentido común para conllevarse con los españoles de otras regiones cuando han logrado llevarse la mayor tajada económica de cualquier proyecto en común. Todo comenzó con la aventura prodigiosa de Cristobal Colón. Ahora bien, en cuanto las demás regiones se desangraban económicamente por algún contratiempo, los catalanes tardaban nada y menos en mostrarse tan insolidarios como arrogantes. Enumerar los hechos ocurridos a través del tiempo no es tarea que me corresponda airear hoy. Puesto que ni tengo tiempo ni espacio. Un ejemplo fehaciente de cómo son los catalanes a los que me refiero es, sin duda, Jordi Pujol. Quien, cuando dice que partiendo de la base de que España es un país plurinacional, aprovecha la ocasión para pronunciarse con tal arrogancia: "Tenemos que contribuir a la construcción española desde el nacionalismo catalán. Y a ser posible catalanizar España". Hace ya mucho tiempo que los catalanes no independentistas debieron poner en su sitio a una burguesía corrompida.

Los principales estimuladores del independentismo catalán son los burgueses. Los cuales han actuado siempre entre bastidores y aprovechando a políticos de su cuerda para que logren aunar voluntades entre lo peor de la izquierda: anarquistas, comunistas y nacionalistas secesionistas para poner a España al borde del abismo. El separatismo catalán ha sido motivo de desgracia repetidas veces para catalanes entre sí y españoles de otras regiones. Hasta el punto de que en vez de presumir de sentido común más les habría valido sacar pecho por insumisos. Han intentado romper España tantas veces como han podido. Y en todas ellas se vieron obligados a tener que pedir la protección del Gobierno de Madrid. Sobre todo los empresarios que alentaron durante un tiempo las ideas separatistas para presionar al Gobierno central de la época y luego se vieron amenazados por sus traicionados compinches. Ahora mismo estamos asistiendo a la fuga de empresas en Cataluña. Y conviene destacar que sus propietarios hasta hace nada estuvieron alimentando los deseos de los separatistas. A Cataluña, como dijo don José Ortega y Gasset, hay que conllevarla. Pero los catalanes -independentistas- también están obligados a soportar al resto de los españoles.

Mariano Rajoy ha vuelto a demostrar hoy en el Congreso de los Diputados que es un parlamentario como la copa de un pìno. Lo cual está muy bien. Pero ahora lo que le toca es frenar la locura separatista emprendida por Carlos Puigdemont y los suyos. De sus decisiones acertadas depende de que España no se convierta en un territorio donde cada cual puede hacer lo que le plazca. Y hay más: si los dirigentes independentistas no son condenados, que alguien me explique cómo será posible que a los demás ciudadanos nos zurre la badana la Justicia por un quítame alla esas pajas.