Al Betis le sientan mal las ideas de Quique Setién

Cuando alguien proclama que está dispuesto a morir con sus ideas me echo a temblar. Puesto que está gritando a voz en cuello que tiene unas ideas incuestionables o unos conocimientos supremos en la labor que desempeña. De tal modo que sus decisiones son las mejores, las más válidas y a las que sus dirigidos habrán de adaptarse tengan o no cualidades suficientes para desempeñar los cometidos que les sean asignados.

En el fútbol, sobre todo desde hace ya varios años, hay entrenadores que han dado en la manía de decirnos que nadie les hará renunciar a su filosofía de juego. Pobre filosofía que anda metida en berenjenales que no son de su incumbencia. Con lo fácil que es hablar de forma de jugar. Y que muchos técnicos suelen referirse a ella, a la impuesta por ellos, como innegociable. Lo cual me hace pensar que tales entrenadores o no evolucionan o no han calibrado en su justa medida las posibilidades verdaderas de su plantilla.

Unos de los más fervientes defensores de las ideas fijas es el entrenador del Betis: Quique Setién. Quien está convencido de que sus equipos han de practicar un fútbol conocido como tiqui-taca. Puesto de moda por el Barcelona, en su día, por contar con futbolistas capacitados para imponer ese juego de toques interminables y al cual casi siempre ponía -y sigue poniendo- el broche final Leo Messi con sus intervenciones repletas de regates necesarios, desmarques imprevistos, pases monumentales, velocidad, habilidad y disparos mortales para los porteros. 

Eso sí, cada vez que leo las declaraciones de Quique Setién en relación a su manera de entender el fútbol, no dejo de comprobar que están llenas de contradicciones. Confiesa ser un adicto al orden (Todo entrenador que se precie lo es). Reconoce que los futbolistas deben jugar en bien del equipo. Aunque cada uno pueda improvisar como las circunstancias lo requieran (Fantástico). Asimismo, sigue diciendo el entrenador del Betis, me parece vital crear los mecanismos adecuados para que nuestros contrarios no nos hagan daño cuando ataquen (Verdad de perogrullo). Y por encima de todo que el sistema ha de adaptarse a las cualidades de los futbolistas (Algo que yo considero imprescindible). Su equipo lleva ya meses sin cumplir ninguna de tales premisas.

El Betis obtuvo un gran triunfo frente al Madrid en el Bernabéu. Que fue celebrado por los periodistas como algo inaudito. Y hasta dijeron que eso sólo estaba al alcance de un equipo dirigido por Quique Setién: señor que plasmaba en el campo sus conocimientos como jugador de ajedrez. Y qué contarles sobre el repertorio de tonterías que leímos y escuchamos durante días... Las mismas o más que anidan, mayormente, en un Mueble-bar

A mí se me ocurrió, en esos momentos de euforia bética y de cronistas muy dados a echarse en los brazos del esnobismo, advertir de que el equipo verdiblanco carecía de futbolistas capaces de cumplir con eficiencia la idea de juego impuesta por su entrenador. Y así ha venido sucediendo. En el partido Betis-Cádiz, correspondiente a la Copa del Rey, celebrado ayer, pude comprobar, una vez más, que las ideas innegociables de Quique Setién no necesitan tiempo para que los jugadores béticos las asimilen. Craso error sería pensar que ello es posible.

Lo que sí necesitan los jugadores del Betis es un orden y un proceder con el balón, adaptado a sus jugadores, para evitarles a sus porteros el bochorno por el cual están pasando. Porque, de seguir así, éstos no tendrán más remedio que pasar por el sicólogo de turno. Querer jugar como un equipo grande, grande de verdad, cuando se es de clase media, como mucho, no deja de ser un lujo que termina pagándose muy caro. Lo ideal sería que el Betis aprovechara las cualidades de los componentes de su plantilla, que las tienen, para actuar con una normalidad que les hará más fuerte.