Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Inés de España

Durante siglos la mujer fue relegada a la cocina y entre platos y limpiar sobre limpio se han ido muchas horas -todas las horas-, durante generaciones, de mujeres inteligentes e imaginativas cuyas únicas ocupaciones bien vistas eran "sus labores". Conviene recordar que hasta hace nada las mujeres no podían sacar el pasaporte, abrir una cuenta corriente ni trabajar sin la autorización del marido. Y se exponía a ir a la cárcel si cometía adulterio o abandonaba el hogar. En verdad, las mujeres eran prisioneras y cautivas más que menores de edad. 

Una escritora francesa, de cuyo nombre no me acuerdo, opinaba así en los años ochenta. La política es un juego. Ahora bien, los hombres aman el juego y saben jugar mejor que las mujeres. Por consiguiente, los hombres hacen más política que las mujeres.  Eso sí, a medida que la evolución de las mujeres se ha ido produciendo, como no podía ser de otra manera, las mujeres van jugando cada vez mejor. Lo cual hará posible que la participación política aumente en consonancia con esa actitud lúdica.

Y es que los hombres están de acuerdo en pensar que sin las mujeres el mundo no sería más que un caos... Tampoco les podemos negar a ellas la voluntad y el valor que atesoran; ni mucho menos se les puede mejorar el olfato y ese sexto sentido que nos hacen creer que son brujas.

Inés Arrimadas es el mejor ejemplo de cómo las mujeres pueden destacar sobremanera en una actividad que parecía estar reservada para los hombres, salvo raras excepciones. Y su triunfo en las elecciones catalanas ha evidenciado que belleza e inteligencia no están reñidas. En absoluto. Si, ya sé que algunos dirán que una mujer es diferente según el hombre que la mira.

En mi caso, me llena la frescura de Inés, su modo de hablar y sobre todo su valor. Porque hay que tenerlos bien puestos para ser jerezana, residente en Barcelona, y aspirar a ser presidenta de la Generalidad en una Cataluña donde el odio de los independentistas a los españoles, y qué decir a los andaluces, se respira en el ambiente de una tierra que lleva dando golpes de Estado desde los tiempos de Maricastaña.

En fin, que Inés Arrimadas es la figura política del momento. Un figura avalada por una sólida cultura, adquirida, y otra congénita. Y, desde luego, su telegenia es indiscutible. En suma, la ganadora de las elecciones catalanas en votos se ha ganado la admiración de toda España. Así que se puede permitir el lujo de expresarse así: Pues mire usted, mi nombre es Inés, mi nombre es Inés; soy española, soy española y me llaman Inés de España, mire usted.



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