Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 5 de enero de 2018

Apuntes del Celta-Barcelona

No es la primera vez que yo declaro que me agrada sobremanera ver jugar al Real Club Celta de Vigo. Y mucho más cuando se enfrenta al Barcelona. Puesto que es motivo suficiente para saber que el equipo gallego actuará con la mayor atención y cuidado, sin permitirse la menos distracción... De ahí que Balaídos haya sido siempre un campo donde el equipo azulgrana nunca se ha sentido a gusto. En esta ocasión, es decir en el partido correspondiente a la Copa del Rey, Ernesto Valverde decidió prescindir de sus mejores futbolistas y, aun así, su equipo logró un valioso empate.

No es mi intención, ni mucho menos, hacer una crónica del encuentro, pero sí creo conveniente referirme a ciertos detalles que llamaron mi atención. Empezaré hablando de cómo el Barcelona tiene siempre el buen gusto y el tino de contratar a defensas centrales que sean zurdos. Los más recientes han sido Mathieu, Vermaelen y Umtiti. Tres futbolistas que nunca han deslumbrado ni deslumbrarán pero que cumplen una función primordial como gregarios excelentes de una extraordinaria plantilla. Los tres ofrecen distribución racional y la mejor salida del balón desde atrás.

En lo tocante al Celta, próximo rival del Madrid el domingo, sigue manteniendo el deseo evidente, si no más, de hacerse notar por su buen juego. Y la verdad es que cuenta con algunos nombres que, junto a otros que se limitan a cumplir con sobriedad la función que les corresponde, que no es poco, hacen del equipo celeste un adversario complicado para cualquier rival. 

Jugadores como Aspa -cuya función consiste en sacar de quicio a sus marcadores. Y a fe que lo logra mediante los innumerables recursos técnicos que tiene-, Wass, Jozabel, Sisto Pione, y otros más, exigen a sus contrarios mucha atención durante todo el partido. Ahora bien, ayer pude apreciar que Juan Carlos Unzué ha decidido colocar por delante de su defensa a Lobotka. Que así se llama el jugador esloveno cuya misión consiste en organizar las acciones de su equipo desde atrás.

Lobotka, pues, viene a ser en el Celta lo que Illarramendi es en la Real Sociedad y Roque Mesa lo era en Las Palmas. Jugadores que precisan tener siempre el balón para hacer notar en la distribución permanente del esférico. Y que si se les permite libertad de acción pueden parecer mejores de lo que son  y hasta causar problemas en el medio campo rival.

El punto débil de estos organizadores es el mismo. La situación que ocupan en el césped es una referencia muy fácil de anular. Basta con ponerles encima un segundo delantero, también llamado mediapunta, con el fin de que no sólo les impidan que jueguen a su libre albedrío sino que, además, se aprovechen de sus imprecisiones. Las cuales, por sucederse en zona peligrosa, suponen un peligro letal para su equipo.

Por consiguiente, bien haría Zinedine Zidane, al igual que lo hizo en Atocha con Illarramendi, en elegir al futbolista adecuado, entre los varios que tiene, para que se aproveche de cómo actúa el tal Lobotka. Y seguramente al Madrid le sería menos complicado obtener la victoria en Balaídos.

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