Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 26 de enero de 2018

Aurelio Puya Rivas

Muchas veces nos cruzamos en la calle y me tienta charlar con él. No en vano me ha parecido siempre un tipo educado, amable, culto... como buen boticario. A quienes no les molesta que se les llame así. Pero unas veces por hache y otras por be desisto de mi intención. Así que he decidido dedicarle este espacio aprovechando que obra en mi poder una entrevista que me concedió en mayo de 1996. Es decir, hace la friolera de veinte años.

Conviene recordar, cuanto antes, para quienes no lo sepan o lo hayan olvidado, que Aurelio Puya fue alcalde de Ceuta en los ochenta. Y que mantuvo un enfrentamiento sonado con Francisco Fraiz. Lío tremendo que fue resuelto por el Tribunal Supremo a favor del hombre que hoy hemos querido que pase por esta galería. Y lo haremos para exponer lo que pensaba entonces sobre Ceuta y la democracia que aún estaba moceando.

Aurelio Puya se mostraba pesimista en cuanto al futuro de Ceuta. No quedaba ya en él un ápice de la ilusión que le había generado la llegada de Felipe González a La Moncloa en 1982. Tampoco se cortaba lo más mínimo en decir que la pasividad de los ceutíes no ayudaba a salir de la involución que se estaba produciendo. Y no ocultaba su preocupación por la dejadez que se respiraba en la ciudad. En mi entrevistado primaba el desánimo.

Sobre la democracia estaba convencido de que usada a tontas y a locas socavaba el orden establecido. Por más que estuviera de moda la siguiente frase: "Oiga, vaya con cuidado que está usted hablando con un demócrata...". Sin percatarse de que la democracia tiene sus fronteras. Y, desde luego, que exige respeto a la libertad de todas las personas que tengo enfrente".

Quise saber si la pasividad que le achacaba a los ciudadanos estaba necesitada de la aparición de un líder político dispuesto a generar entusiasmo. Y reconoció que Ceuta carecía de persona capacitada para desempeñar ese cometido. Es más, me aseguró que ni existía. Vamos, que aún no había sido nacida. Y que temía que se aprovechara del momento cualquier farsante dispuesto a vendernos a Madrid.

Le pedí que me describiera a Juan Luis Aróstegui como político. Y lo hizo de tal guisa: "Es un buen político que antepone, en términos generales, su ideología a los problemas de esta tierra. A lo mejor Aróstegui está incurriendo en tal defecto. Aunque sin darse cuenta. No olvidemos que es el único representante genuino de un partido de izquierda en nuestra ciudad. Sin embargo, no es genuino como partido localista. Debería anteponer el bienestar de Ceuta por encima de cualesquiera otras cosas".

Frase del entrevistado

"Estamos confundiendo la democracia con el siempre peligroso libertinaje"

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