Jugar en Ipurua ha sido siempre muy difícil para todos los equipos. En cualquier categoría en la que haya estado participando la Sociedad Deportiva Eibar. Debido no sólo a las condiciones de su estadio, en todos los aspectos, sino también en el aliento que reciben sus jugadores por parte de un público que vive intensamente los encuentros hasta lograr esa deseada comunión con sus futbolistas.
Hoy, antes de empezar el partido del equipo armero frente al Madrid, me vino a la memoria la última vez que yo jugué en ese campo un encuentro decisivo, en la década de los sesenta, para lograr un ascenso soñado a Segunda División A. Y, por supuesto, pensé en las dificultades que iba a encontrar el conjunto dirigido por Zidane para lograr los tres puntos. Si bien han sido más de las esperadas.
Y fue así, porque, aunque ustedes no lo crean, y aunque las mejoras en el fútbol han sido evidentes en todos los sentidos, y para bien, el Eibar sigue jugando igual que lo hacía en aquella tempora 64-65, a pesar de que contaban con los servicios extraordinarios de un señor llamado Eulogio Gárate. Y hasta regaban el terreno de juego de modo y manera que bien parecía haber llovido torrencialmente en el mes de junio.
Me van a perdonar tan largo introito... Pero he creído conveniente hacerlo para decir que el Madrid ha estado en un tris de perder tan importantes puntos por descuidarse ante al proceder del equipo guipuzcoano. Siempre con dos extremos abiertos a las bandas y un delantero fornido a quienes buscaban con centros constantes. Y, naturalmente, enviando balones perpendiculares hacia Keylor Navas para atosigar a sus rivales y defender en campo contrario si perdían el esférico. Y asimismo aprovecharse de las segundas jugadas. Gracias, casi siempre, a los saques orientados de su portero.
Se lesionó Varane y fue sustituido por Nacho en el minuto 26. Y empezaron a notarse las carencias defensivas en el juego por alto de un Madrid que se adelantó en el marcador por medio de Cristiano en el 33'; gracias a que Modric robó un balón y se lo puso de dulce al portugués. En la segunda parte, ni siquiera la buena actuación de Modric impedía que los jugadores locales estuvieran siempre merodeando el área del equipo merengue. Y, claro, llegó el gol del empate tras rematar Ramis -50'- de cabeza un balón centrado al área.
Y otra vez se vio meridiamente claro cómo Sergio Ramos hizo todo lo posible para no estar donde debía estar en esos momentos. Actualmente, las imágenes de las televisiones son incuestionables. Zidane, que vio el mal que aquejaba a su equipo, decidió cortar de raíz el peligro que creaba el Eibar por las bandas -sobre todo por la izquierda-, colocando a Lucas Vázquez como extremo en la derecha, por Isco, cuya actuación en zona de nadie fue desilusionante, una vez más; y también recurrió a Benzema, prescindiendo de Kroos.
Cinco minutos, más o menos, tardó el Madrid en hacerse con las riendas del partido. Los que tardó Cristiano en marcar un golazo con la testa. Y lo hizo rematando un balón centrado por Carvajal en jugada con Lucas Vázquez. Y ahí se acabó lo que se daba...
Y otra vez se vio meridiamente claro cómo Sergio Ramos hizo todo lo posible para no estar donde debía estar en esos momentos. Actualmente, las imágenes de las televisiones son incuestionables. Zidane, que vio el mal que aquejaba a su equipo, decidió cortar de raíz el peligro que creaba el Eibar por las bandas -sobre todo por la izquierda-, colocando a Lucas Vázquez como extremo en la derecha, por Isco, cuya actuación en zona de nadie fue desilusionante, una vez más; y también recurrió a Benzema, prescindiendo de Kroos.
Cinco minutos, más o menos, tardó el Madrid en hacerse con las riendas del partido. Los que tardó Cristiano en marcar un golazo con la testa. Y lo hizo rematando un balón centrado por Carvajal en jugada con Lucas Vázquez. Y ahí se acabó lo que se daba...
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