Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 22 de abril de 2018

Las voces de unos niños

Es mediodía y estoy leyendo todo lo relacionado con la final de la Copa del Rey. En la que el Barcelona no sólo goleó al Sevilla sino que, además, nos permitió ver todos sus defectos. Que fueron muchos e inexplicables en un equipo acostumbrado a competir, desde hace tiempo, en grandes escenarios. Desastre del equipo hispalense y que ha puesto en entredicho el crédito ganado por Vincenzo Montella. Así es el fútbol y la vida de los entrenadores.

Ensimismado en tales circunstancias me encuentro cuando las voces de unos niños que juegan en el Polideportivo de Zurrón inundan mi salita de leer y escribir a través del cierro que a ella pertenece y me sacan de mi abstracción. Cierro que es atalaya que me permite ver perfectamente cuanto está sucediendo en la pista. Accedo a ella y me centro en los ejercicios con balón que van realizando los chavales bajo la dirección de dos monitores que no se cansan de corregir y estimular a quienes no sé si pertenecen a la categoría de alevines o benjamines.

Comienza un partidillo de cinco contra cinco en los que alevines o benjamines corren, regatean, chutan, gritan, celebran los goles, se lamentan y hasta se enfadan pasajeramente por cualquier lance del juego que no les ha gustado. Aunque en cuestión de segundos echan pelillos a la mar. Y así me quedo entregado a mis pensamientos durante un buen rato. Al cabo del cual me viene a la mente una pregunta lógica: ¿habrá entre esos niños jugadores que con el paso del tiempo lleguen a emular a aquellos otros nacidos en Ceuta y cuya fama es desconocida para ellos y en algunos casos para las autoridades de esta tierra?

Y es cuando me da por recordar a los hermanos Lesmes; Paco y Rafael. De cuya amistad con el primero me sigo congratulando. También tengo la impresión de estar escuchando atentamente a Domingo Balmanya el día en que me llamó para interesarse por la salud de Pepe Bravo y aprovechó la ocasión para contarme la importancia que tuvo Bravo en el Barça. Qué decir de Miguel Bernardo Bianquetti, de sobrenombre Tarzán. De José Martínez Pirri, todo lo que se diga es poco. Y, desde luego, sigo creyendo que hablar de José Paz parece que está mal visto por ciertas autoridades. Vaya usted a saber por qué...

Sí, ya sé que Pirri ha sido siempre atendido y homenajeado. Pero los demás,  nunca, que yo sepa, han tenido la menor mención. No obstante, y con el debido respeto para otros jugadores, que si son tenidos como símbolos, me parece que se tiende a realzar a quienes, escasos de bagaje deportivo, se nos presentan como si hubieran sido figuras indiscutibles del fútbol local. Y, claro, conviene decirlo. 












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