Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 20 de abril de 2018

Natalia Arroyo y Paco Jémez

Desgraciadamente, cada partido de fútbol narrado en Gol TV constituye para mí una ocasión de sofoco. El asunto -el "tema" diría Kiko Narváez- empieza a ser preocupante. Ayer presencié la retransmisión televisiva del Betis-Las Palmas y aguanté hasta el final del encuentro con los nervios hecho trizas. Y no porque la victoria de cualquier contendiente me importara lo más mínimo. Es que el comentarista -creo que el de siempre- tuvo momentos en los que me hizo sentirme mal por no entender lo que decía.

Así que lo primero que hice, nada más terminar el encuentro, fue buscar el nombre del glosador y supe que se trataba de una glosadora, llamada Natalia Arroyo - Exjugadora de fútbol, seleccionadora sub-16 en Cataluña y que está en posesión de un título de comunicación-. Nada que decir al respecto. Pero yo le pediría a la señora Arroyo, como en su día se lo he rogado a otros compañeros suyos, que procure prepararse lo mejor posible para ilustrarnos mejor a quienes accedemos al espectáculo del fútbol televisado.

El Betis le ganó a Las Palmas en el último minuto de la recuperación de tiempo perdido, gracias al gol marcado por Junior. Y aquí cabe decir del equipo entrenado por Paco Jémez, que le viene como anillo al dedo la aplicación de este refrán: "A perro flaco todo son pulgas". Así que no me extraña que su entrenador, ante la acumulación de derrotas, diera muestras de abatimiento en la sala de prensa del Benito Villamarín. Como no podía ser de otra manera.

Desanimado, pues, el entrenador de la U D Las Palmas, además de pronunciarse acerca de lo sucedido durante el juego, se hizo el siguiente reproche: "Cuando el club vendió a Viera me tendría que haber ido y no lo hice por mis jugadores". La frase resume perfectamente la consternación de un profesional que es consciente de cómo en la historia del fútbol siempre constará que el descenso del conjunto gran canario se produjo siendo él su entrenador.

De no ser así, Paco Jémez nunca habría mencionado el nombre de Viera ni las circunstancias de su traspaso, Ya que con Viera, buen jugador, tampoco el equipo ganaba. El problema de PJ -y de muchos otros entrenadores- radica en que a medida que va sumando descensos y destituciones se le va agriando el carácter. E incluso se apodera de él un trastorno que suelen llamar los especialistas de la cosa distonía neurovegetativa. Y a partir de ahí siempre estará dispuesto a enojarse por un quítame allá esas pajas. 





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