Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 6 de junio de 2018

Centrismos rotos, según Aznar

¡Lo que nos faltaba! Éramos pocos y parió la abuela. No teníamos bastante con nuestros problemas, que además de graves nos han desalojado del Palacio de la Moncloa, sino que apareció José María Aznar con jeta de inquisidor y con ánimos evidentes de darnos la puntilla. Quien así se expresa es un militante veterano del Partido Popular. El cual sigue identificándose con la derecha que lideraba don Manuel Fraga y su acompañamiento. Y de la que nunca ha renegado. Y promete que así será hasta el fin de sus días.

Tras despedirnos, conociendo que para mi interlocutor no deja de ser un sucedáneo el PP, caigo en la cuenta de que en España es muy difícil que nos libremos, hasta no se sabe cuándo, de las denominaciones políticas derecha e izquierda. Cierto es que en el pasado hubo una tercera disposición para arreglar las cosas mediante un término medio que fue el centrismo. Pero nunca tuvo porvenir.  Porque el centrismo, decía Emilio Romero, no es ni una cosa ni otra, y nuestra gente quiere saber siempre a qué carta quedarse. 

Sin embargo, Adolfo Suárez y su corte de restaudadores se proclamaron centristas porque su mentalidad era la siguiente: ni la derecha procedente del franquismo; ni la izquierda procedente de sus radicalismos históricos. Había que vivir con todos, pero los centristas eran los moderados, y los demás eran los excesivos. La izquierda de los socialistas y de los comunistas llegó en 1977 con sus ideologías intactas, pero sin violencia. Aceptaban que había que vivir con otros. Ocurrió también que Santiago Carrillo se estrelló en las urnas. Y no tuvo más remedio que hacer una política de "buenas relaciones".

Los socialistas, liderados por Felipe González, tardaron nada y menos en mostrarse como un partido de centro izquierda; acomodación ideológica que llegó por la vía rápida. Con esa decisión preparó el camino para ganar las elecciones en 1982. Antes, como no podía ser de otra manera, el centrismo de derecha, comandado por Adolfo Suárez, fue dando tumbos hasta su extinción. Debido a guerras intestinas. Los comunistas de aquella época, pocos y mal avenidos, fueron la ladilla cojonera del socialismo. Al que llegaron a tachar de franquismo en democracia.

Alianza Popular, al igual que los socialistas, acusó un debilitamiento hacia el centrismo. Centrismo más acusado con la conversión de AP en PP. En 1989.  Aznar nos dijo ayer que ambos centrismos, tanto el de izquierda como el de derecha, estaban rotos. Y que había que recuperarlos por el bien de España. Sobre todo el de derecha. Y hasta se ofreció para unir a los suyos. Palabras que causaron un tremendo malestar en el Partido Popular. Sabedor que C's está dispuesto a fagocitarlo.

En relación con los socialistas, su mosca cojonera, desde la crisis económica, es un partido populista: Unidos Podemos. Los populismos aprovechan la tierra de cultivo para alterar la realidad a través de la publicación de mitos e historias grotescas, creando héroes y villanos, malos y buenos, y buscar un culpable sobre el que dirigir el odio y la violencia. Se les combate con verdades históricas.

En estos momentos, la situación está así: el partido liderado por Albert Rivera no ceja en el empeño de destronar al PP para ocupar su sitio en el centro. Mientras que los socialistas luchan denodadamente para quitarse de encima a las huestes de Pablo Iglesias. Ahora bien, el tan denostado Pedro Sánchez, secretario general de los socialistas, ha sido el más listo. Y prueba de ello es que se ha convertido en el inquilino de La Moncloa. Y hasta se ha permitido formar un Gobierno de centro izquierda, de verdadero lujo. Donde las mujeres son mayoría.



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