Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 16 de junio de 2018

Los gritos del narrador invocando a Dios

Tener una radio en 1950 era un artículo de lujo que pocos españoles se podían permitir. De manera que, cuando se celebró el Campeonato Mundial de Fútbol en Brasil, los aficionados carentes de tan deseado aparato hacían malabares para ser invitados a cualquier casa donde hubiera un Philips funcionando. 

La amistad de mi padre con una señora viuda, riquita ella, hizo posible que ésta nos permitiera acceder a una salita de estar de su casa en la cual destacaba una radio bien situada en una repisa adecuada al efecto. Todo antes que acudir a un bar donde era imposible que la voz de Matías Prats no se confundiera con el griterío permanente de los radioescuchas.

Con la llegada de la televisión, cuantos amábamos el fútbol y deseábamos fervientemente seguir aprendiendo de quienes eran designados para narrar tales acontecimientos deportivos y, cómo no, de los glosadores, creíamos firmemente que la voz del narrador se limitaría, debido a que las imágenes son muy ilustrativas, a contarnos sosegadamente qué futbolistas intervenían en las jugadas. Y de vez en cuando, o cuando cualquier acción lo requiriera, solicitar la intervención de los comentaristas.

Pues bien, mi gozo en un pozo. Dado que las retransmisiones de los partidos de fútbol han ido de mal en peor. No en cuanto a su calidad técnica, que es excelente, sino en lo tocante a quienes narran el espectáculo y a no pocos de los que emiten su parecer. El mejor ejemplo de lo ya reseñado lo tuvimos ayer durante el encuentro España-Portugal.

Manu Carreño, Kiko Narváez y José Antonio Camacho volvieron a demostrar, una vez más, que prefieren ser auténticos forofos de la Selección Española que profesionales dispuestos a poner sus muchos conocimientos al servicio de los televidentes que anhelamos saber cada día más de fútbol. 

Los gritos del narrador invocando a Dios para que De Gea malograra el penalti que iba a lanzar CR, fueron de mal gusto. Y me importa un bledo y parte del otro que alguien me recuerde que en tales o cuales países semejantes peticiones también se expresan a voz en cuello. Y qué decir de cómo los comentaristas trataban de desmerecer los primorosos contraataques de los portugueses durante veinte minutos.

Y lo hacían, además, como si en el fútbol estuviera prohibido elegir un modo de juego acorde con las cualidades de los futbolistas que lo van a llevar a cabo. En cambio, ante aquellos contragolpes en manada de los lusos, capaces de presentarse ante De Gea en un amén, ocultaban que Busquets se tapaba los ojos ante tamaño peligro. Peligro que a veces se producía por mor de  los balones que perdían los inventores del tiqui-taca en aquellos fatídicos minutos. 

En fin, ojalá que Manu Carreño, Kiko Narváez y José Antonio Camacho se percaten, cuanto antes, de que ocupan un espacio público en el cual se les concede un micrófono para que nos cuenten lo que sucede durante el partido; sin hacer radio y sin que les pueda la pasión. Sí, ya sé que son muy españoles... Pero también los hay que lo son y no alardean de serlo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.