Narrador y glosadores del España-Suiza

Yo me aficioné al baloncesto por ser del Madrid. Y lo primero que hice fue escuchar atentamente a los narradores y comentaristas de televisión para ir aprendiendo lo más elemental de un deporte del que no sabía ni papa. Y debo decir que, gracias a esos profesionales, he llegado a comprender lo básico sobre un juego que me parece excitante. En cambio, en lo concerniente al fútbol me ocurre a la inversa. Cada día, salvo rara excepción, tengo la impresión de que sé menos. A pesar de haber jugado y entrenado casi tres décadas. 

Ayer, en el España-Suiza, Manu Carreño, José Antonio Camacho y Kiko Narváez formaron el equipo encargado en Cuatro de opinar para ilustrarnos sobre cuanto acontecía en el césped. Y volvieron a decirnos las mismas simplezas de siempre. Tal vez por estar convencidos de que a los telespectadores en general conviene contarles el cuento del alfajor; bien por carecer de aptitudes para expresarse o quiza por algo tan sencillo como es pasar muchas horas de compadreo con los futbolistas seleccionados y técnicos de la Selección Española.

De no ser por algunas de las causas reseñadas, resulta imposible pensar que no se percaten de que sus comentarios sean tan poco válidos para quienes además de disfrutar del espectáculo deportivo tengan deseos de aprender cuanto les sea posible del considerado deporte rey. Y sobre todo quedan como la Chata de cái ante quienes como profesionales de la cosa se sienten defraudados por una retransmisión falta de enseñanza.

Manu Carreño, por tener la voz ideal, se la pone a los partidos. Nada que objetar. Pero comete el error de creerse perito en fútbol. Y se mete en camisa de once varas. Dejando entrever, además, parcialidad manifiesta en sus comentarios. Algo que suele suceder cuando los periodistas viajan con los jugadores e incluso se alojan en el mismo sitio. Se da el caso, incluso, que algunos acaban dándose pote de profesionales del balón.

José Antonio Camacho se limitó durante todo el partido a decirnos, una y otra vez, que lo que estaba haciendo Iniesta era muy díficil. Máxime cuando enfrente estaba Suiza. Selección situada en el sexto puesto de la clasificación de la FIFA. Tampoco se le caía de la boca la palabra agresividad. A quien fuera extraordinario defensa del Madrid le parecía que los jugadores españoles no ponían toda la carne en el asador. Vamos, que no se entregaban debidamente. De ahí no pasaba.

Kiko Narváez sigue empecinado en hacerle el artículo a los jugadores del Atlético de Madrid. Y, cuando empataron los suizos, por una pifia de David de Gea, tanto él como Camacho principiaron a decirnos lo importante que eran las bajas de Ramos e Isco...  Y sobre todo la de Busquets. KN, conviene reconocerlo, en lo único que estuvo acertado fue cuando se refirió al motivo por el cual Diego Costa, o cualquier delantero centro de la Selección Española, no rinde en la medida esperada. "Porque el equipo español tarda un mundo en llegar a la portería adversaria". Y, claro, el delantero centro se convierte en reo de muchos defensores.