Pedro Sánchez ha noqueado a Rajoy

Pedro Sánchez tenía metido entre ceja y ceja ser secretario general de su partido y convertirse en presidente del Gobierno. Y lo ha logrado. Sí, ya sé que ha sido mediante un voto de censura y aliado con partidos nacionalistas incapaces de inspirar la menor confianza entre quienes creemos firmemente en la unidad de España. 

También dicen de él que no dará la talla y que muy pronto será zarandeado por los nacionalistas catalanes. Con lo que ello supone. Pero nadie se ha parado a pensar en cómo el señor Sánchez ha sabido enfrentarse a todos los obstáculos que le han ido saliendo a su paso hasta conseguir lo que deseaba. Unas veces actuando de frente y otras a la chita callando.

A la chita callando, es decir, con mucha cautela, PS, tras hacer las paces con Mariano Rajoy, fue capaz de darle coba. Empezó por pararlo, luego decidió regalarle los oídos, y acabó por ganarse su confianza. Hasta el punto de que el presidente del Partido Popular y del Gobierno decía a boca llena que Pedro Sánchez había cambiado para bien. Que tenía trazas de hombre de Estado fiable. No me digan ustedes que no hay que tener arte y sapiencia para equivocar a un gallego que lleva toda su vida urdiendo intrigas entre políticos.

Pero hay más, yo me acuerdo de cuando Sánchez fue defenestrado como secretario general de su partido por gran parte de los barones del PSOE. Y de cómo se echó a la carretera para recorrerse España a la búsqueda de simpatizantes para su causa. Llevando a cabo una tarea ímproba, recibiendo denuestos de muchos medios y siendo motivo de chanza cada dos por tres. Pero nada de lo acontecido turbó su tranquilidad ni le hizo renunciar a tamaña aventura.

Prueba evidente de que Pedro Sánchez está en posesión de una voluntad férrea y de una confianza ciega en sus posibilidades. Amén de saber más que los ratones colorados. Con la particularidad de que oculta su cautela tras un lenguaje verbal que invita a pensar todo lo contrario. Así que ahora comprendo que a Mariano Rajoy, tras verse burlado, se le haya quedado cara de espanto. Ahora bien, Pedro Sánchez tendrá que hacer esfuerzos titánicos para salir airoso de la tarea que ha asumido al noquear a un adversario en horas bajas.