La eliminación de la Selección Española del Mundial de Rusia, al que acudió con traza de favorita, ha desencadenado un abundante número de críticas acerbas. Lo que quiere decir que, al margen de la liberación que pudo representar para algunos este deporte durante la represión de la dictadura, el fútbol, en cualquier circunstancia política, constituye la pasión dominante para no pocos españoles. Hasta el punto de que aún se viene hablando más del fracaso de ese estilo de juego ya bautizado como gilitaca, que de la corrupción política que no cesa.
Los opinantes culpan a De Gea del desaguisado. Y luego se preguntan cómo es posible que Iniesta y Silva hayan pegado semejante petardo. Y tratan de salvar de la quema a Isco Alarcón: de quien se atrevieron a decir, antes y durante los partidos, que sería muy pronto el nuevo Balón de Oro. Que Santa Lucía les conserve la vista. Ni que decir tiene que Ramos y Piqué han recibido su merecido. Eso sí, Busquets, como es habitual, tiene bula. Mi pregunta es: ¿que hubiera ocurrido si Lopetegui, cuando decidió confeccionar la lista de seleccionados, hubiese prescindido de Iniesta y Silva? Pues que se habría armado la de Dios es Cristo.
Pero el Campeonato del Mundo de Fútbol sigue y creo conveniente destacar algunos hechos que despertaron mi interés. Recuerdo los primorosos veinte minutos jugados por los portugueses, al contraataque, frente a España. Luego cambiaron ese estilo de juego y les fue de mal en peor. Me agradó sobremanera cómo jugaron los croatas contra los argentinos. Partido de fútbol grande, debido a la extraordinaria actuación, sobre todo, de Modric y Rakitic. Y, cómo no, el que también hicieron los franceses contra el combinado liderado por Messi. Tampoco me ha defraudado Brasil, ni mucho menos. Cierto es que depende mucho de Neymar. Ah, se me olvidaba decir que Uruguay cuenta con dos centrales extraordinarios y con Cavani y Suárez.
En cuanto a actuaciones personales, reseñadas ya las de los jugadores croatas y uruguayos, afincados en el fútbol español, vibré ante el espectáculo que ofreció Mbppé cuando Francia le hizo cuatro goles a Argentina. Me ha gustado, a ratos, el belga Hazard. Y me ha encandilado Willian Borges da Silva. Cuyo juego me es harto conocido desde que llegó al Chelsea. En cuanto a entrenadores, debo destacar los cambios de jugadores y asimismo el estilo de juego, ordenados por Roberto Martínez para remontarle un 0-2 a la Selección Japonesa.
Los opinantes culpan a De Gea del desaguisado. Y luego se preguntan cómo es posible que Iniesta y Silva hayan pegado semejante petardo. Y tratan de salvar de la quema a Isco Alarcón: de quien se atrevieron a decir, antes y durante los partidos, que sería muy pronto el nuevo Balón de Oro. Que Santa Lucía les conserve la vista. Ni que decir tiene que Ramos y Piqué han recibido su merecido. Eso sí, Busquets, como es habitual, tiene bula. Mi pregunta es: ¿que hubiera ocurrido si Lopetegui, cuando decidió confeccionar la lista de seleccionados, hubiese prescindido de Iniesta y Silva? Pues que se habría armado la de Dios es Cristo.
Pero el Campeonato del Mundo de Fútbol sigue y creo conveniente destacar algunos hechos que despertaron mi interés. Recuerdo los primorosos veinte minutos jugados por los portugueses, al contraataque, frente a España. Luego cambiaron ese estilo de juego y les fue de mal en peor. Me agradó sobremanera cómo jugaron los croatas contra los argentinos. Partido de fútbol grande, debido a la extraordinaria actuación, sobre todo, de Modric y Rakitic. Y, cómo no, el que también hicieron los franceses contra el combinado liderado por Messi. Tampoco me ha defraudado Brasil, ni mucho menos. Cierto es que depende mucho de Neymar. Ah, se me olvidaba decir que Uruguay cuenta con dos centrales extraordinarios y con Cavani y Suárez.
En cuanto a actuaciones personales, reseñadas ya las de los jugadores croatas y uruguayos, afincados en el fútbol español, vibré ante el espectáculo que ofreció Mbppé cuando Francia le hizo cuatro goles a Argentina. Me ha gustado, a ratos, el belga Hazard. Y me ha encandilado Willian Borges da Silva. Cuyo juego me es harto conocido desde que llegó al Chelsea. En cuanto a entrenadores, debo destacar los cambios de jugadores y asimismo el estilo de juego, ordenados por Roberto Martínez para remontarle un 0-2 a la Selección Japonesa.
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