Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 1 de julio de 2018

España ha sido víctima de su estilo de juego

La Selección Española se adelantó en el marcador por un gol en propia puerta de Ignashévich. Gracias a un centro extraordinario de Marco Asensio. Por cierto, mentiría si no dijera que el mallorquín tuvo una actuación muy gris durante el tiempo que estuvo jugando. Pero no fue el único  cuyo proceder en el césped fue criticable, sino que el conjunto en general causó una pobre impresión. 

Iré al grano: dejar que Isco Alarcón sea quien dirija el juego del combinado español, mediante ese timo de estilo llamado tiqui-taca, ha sido la causa  del desastre generalizado en todas sus líneas. Permitiendo, además, que una selección inferior, muy inferior, haya podido defenderse del dominio a que fue sometida durante todo el partido. Un dominio estéril. Y que permitía a los jugadores rusos no dejar espacios libres en ningún momento.

No es la primera vez que opino de Isco Alarcón. Y, por supuesto, nunca he dudado en decir que su fútbol, basado en la libertad que le conceden para ir de un lado para otro, con el fin de acaparar el balón, hace posible que su equipo pierda la capacidad de sorpresa. La cual es sumamente importante. Y mucho más cuando los rivales se repliegan confiando en su bloque defensivo.Y la Selección Rusa, conocedora de ese hecho, no ha dudado en practicarlo. Y ha obtenido la clasificación en la tanda de penaltis.

El defecto del jugador nacido en Arroyo de la Miel es ya crónico. Y hablo de defecto por algo que es bien sencillo: cuanto más tiempo tiene el balón en su poder, el jugador del Madrid, menos entran en juego sus compañeros. Hubo un momento en el cual Manu Carreño, narrador del partido en Telecinco, dijo que España estaba jugando un gran rondo.  Lo que no sé es si, en esos momentos, era una crítica negativa o positiva. Pero el gran rondo no dejaba de ser tan absurdo como peligroso para los intereses de España.

A propósito, el próximo seleccionador, si acaso Fernando Hierro no es el elegido, bien haría en tener los bemoles suficientes para acabar, de una vez por todas, con ese estilo de juego, calcado del balonmano, y tan pasado de moda. De qué valen tantos pasecitos en cortos, horizontales, y regates innecesarios, ante un  rival replegado intensamente, mientras a los delanteros se les nublan las ideas. Es el caso de Diego Costa.

Pues bien, mientras que Isco daba su recital de tiqui-taca, improductivo, Fernando Hierro, con los rusos formando una muralla china delante de su portero, seguía jugando con dos centrales, dos medios centros y dos laterales; todos ellos carentes de contrarios a quienes marcar. Y, sin embargo, como delantero todo lo fiaba a Diego Costa, rodeado de defensas y sin recibir pases en condiciones.

La Selección ha fracasado rotundamente. Y el tiqui-taca, con Isco de director, es culpable de lo ocurrido: que Rusia, selección inferior, nos haya eliminado. España, sin duda, ha sido víctima de su estilo de juego.






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