Comestibles Leo

Desde los tres balcones de mi casa puedo ver perfectamente Comestibles Leo. Se trata de una tienda pequeña cuya propietaria supo ganarse desde el primer día el afecto de todos los que vivimos en la Avenida del Ejército Español y en la barriada del Mixto. Ella es para quienes tenemos la suerte de conocerla una mujer por la que siempre estaríamos dispuestos a dar la cara. A protegerla de cualquier desgracia que le ocurriera. Y ayer la mala suerte se cebó con ella.

Para estar al frente de un pequeño almacén de comestibles de barrio se necesita afrontar con la sonrisa en los labios muchas horas de trabajo y un gran conocimiento del vecindario. Además de tener un corazón hecho a la medida de las necesidades del lugar. Y Leo lleva la tira de años dando muestras evidentes de que el suyo es tan grande como una catedral. 

Leo sabe escuchar atentamente los problemas que le cuentan quienes acuden a ella para desahogarse. Con ella se sinceran muchas personas porque son conscientes de que goza del don de ver oír y callar. Tiene muy desarrollado el sentido de la prudencia. Virtud que le permite gozar del respeto de cuantos la conocen y la tratan desde hace muchísimos años.   

Leo es generosa. Muy generosa. Reconocida es su ayuda a los más necesitados.  Amable, educada, valiente, cariñosa... Afronta sus problemas con la mejor de sus sonrisas. Amante de los animales, hasta extremos insospechados, es colaboradora muy principal de la Asociación Protectora de Animales. En suma, que la propietaria de la pequeña tienda de comestibles que se ve desde los tres balcones de mi casa es querida por cuantos la conocemos.

Por consiguiente, yo he sentido tanta alegría como enorme satisfacción enterarme de que los vecinos de la Avenida del Ejercito Español, así como los de la barriada del Mixto, harán todo lo posible por ayudar a Leo. Tras habérsele incendiado su almacén de comestibles. Ayer fue un día amargo para mi familia. Y para muchas otras familias. Pues Leo forma parte de nosotros.