Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 22 de octubre de 2018

El partido por excelencia

Barcelona-Madrid es el partido por excelencia desde que el fútbol era denostado por quienes estaban convencidos de que pensaban mejor que nadie. Intelectuales de la década de los sesenta y principio de los setenta. Los cuales no se cortaban lo más mínimo en decirnos que el balompié era el opio del pueblo manejado por el régimen franquista. Aireaban aborrecerlo en la misma medida que propalaban las excelencias del boxeo. Así que se dejaban ver en el mítico Campo del Gas de la capital de España. Tan frecuentado por mí. 

Pero lo que no decían tales señores de aquel Madrid donde las escaleras de los edificios olían a cocido y a meada de gato, es que acudían al Santiago Bernabéu a hurtadillas. Sobre todo cuando Madrid y Barcelona se enfrentaban. Tampoco le hacían ascos a las visitas del Athletic y del Atlético. Luego, cuando llegaban a sus respectivas tertulias, seguían despotricando contra lo que ellos consideraban un deporte concebido para manejar a la clase obrera y media por parte de los gobernantes. 

Tan buenos pensadores, escribidores algunos en periódicos de gran tirada en la época, eran conscientes de que el fútbol era ya el más excitante de los deportes. Pero se abstenían de opinar al respecto. Bien por no dar su brazo a torcer o porque se les daba mucho mejor emitir sus pareceres sobre el pugilismo. Por cierto, yo acudía presuroso a leer las crónicas de Manuel Álcantara: maestro de la paradoja, la sentencia y la metáfora. De la cual no abusaba. Pues tenía asumido que a la imaginación, por estar considerada la loca de la casa, había que retorcerle el cuello.

Todo lo contrario a lo que viene sucediendo desde hace tiempo. Es decir, que quienes escriben de fútbol, que no son pocos, aprovechan sus crónicas para tratar de seducirnos con  figuras retóricas. Sin lograr, en muchos casos, que nos enteremos de lo que ha ocurrido en el partido. En el Barcelona-Madrid que se avecina, la baja de Messi, desgraciadamente, será la que alumbre a los glosadores. Tanto si gana el Barça como si pierde.

En cambio, nadie será capaz de contarnos sin ribetes literarios, si acaso Julen Lopetegui, iluminado por el Espíritu Santo, ordena aprovecharse de las debilidades de Busquets cuando éste decida ser el primero del equipo azulgrana en salir a la presión para a renglón seguido, si su equipo pierde el balón, hacerse el longui a la hora de correr hacia atrás.

Si tal cosa sucede, pues Busquets es reacio ya a cambiar su forma de proceder, los articulistas imaginarán las mejores frases para elevar a los cielos una ruleta o una pelota bien sacada desde atrás por el muchacho nacido en Sabadell. Aunque su forma de proceder le haya facilitado la victoria al Madrid. O sea.


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