Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 11 de octubre de 2018

Las cualidades de los delanteros

El mes pasado estuve en El Puerto de Santa María y surgió la oportunidad de reunirme con varios exjugadores de fútbol y amigos desde que tuve la suerte de conocerles y dirigirlos en equipos entrenados por mí. La conversación, como no podía ser de otra manera, se centró en cuestiones relacionadas sobre el deporte rey. Y, naturalmente, derivó acerca de cómo los sistemas de juego que elegíamos dependían siempre de las cualidades de los delanteros. Ya recomendados por mí o bien porque pertenecían al club.

Lo primero que hice para amenizar la charla fue contarles lo que pensaba Miljan Miljanic, siendo entrenador del Madrid, en relación con las críticas que venía recibiendo por jugar su equipo el fútbol apropiado para las aptitudes de Roberto Martínez y Santillana. En la temporada 74-75, durante el Trofeo de Palma de Mallorca, siendo yo entrenador del mallorqueta, me invitaron los responsables del Torneo a la comida celebrada en La Casa Gallega, cuyo propietario era Amador: exjugador del Deportivo de la Coruña, Atlético de Madrid y Real Mallorca.  

Miljanic era una persona encantadora. Le gustaba compartir ideas y sobre todo sabía escuchar atentamente a los demás. En un momento determinado de la sobremesa, y con Antonio Ruiz a su vera, el entrenador del Madrid se quejaba de las críticas negativas que recibía por su evidente deseo de aprovechar el dominio del juego aéreo que dominaba tanto Santillana como Roberto Martínez. Como si fuera pecado ajustar el estilo de juego a las peculiaridades de los futbolistas citados.

Cuando se pidió mi intervención como tertuliano, yo opiné lo siguiente: parece mentira que los periodistas abunden en criticar semejante estilo de juego y en cambio no digan ni mu de los sistemas en los que hay cuatro defensas para marcar a dos delanteros e incluso cuatro contra un atacante. A partir de ese momento, y dado que tuvimos ocasión de coincidir en otras ocasiones, el entrenador del Madrid siempre se mostró cercano a mí.

Tras la anécdota contada en la reunión mantenida con  varios exjugadores  de fútbol y amigos míos desde que tuve la suerte de conocerles y dirigirlos en varios equipos entrenados por mí, recordamos los nombres de  los delanteros que se ganaron el derecho a que el equipo jugara con el fin de aprovechar las cualidades de ellos. Lo cual se tradujo siempre en éxitos. Ricardo y Juan Ramón, procedentes del Granada y Levante, altos y grandes rematadores de cabeza, dado su rendimiento, a punto estuvieron de ascender al equipo ibicenco.

En el Racing Portuense, en cambio, Calzado y Ángel -QEPD- no se distinguían por su altura, precisamente; pero eran veloces, técnicamente buenos y sobre todo eran muy listos. Se sabían de memoria los movimientos que tenían que hacer para sacarles provecho a los contrataques. Tanto en el José del Cuvillo como fuera de él. También, a pesar de ser un  club modesto, no ascendimos porque nuestro presidente se negó a jugar sucio.

Tampoco me olvidé de mencionar dos nombres: Paco y Lope Acosta. Ambos pertenecientes a la Agrupación Deportiva Ceuta. Fue en la temporada 1982-83 cuando yo deposité todas mis esperanzas en ascender al equipo caballa contando con los atributos que atesoraban tanto el gallego como el canario.

Dos futbolistas fuertes, aguerridos y capaces de soportar las tarascadas de los defensas más fornidos y contundentes. Marcaban goles y además imprimían carácter al conjunto. Nunca se amilanaban en ambientes enrarecidos. Paco y Lope Acosta se lesionaron gravemente. Y a partir de ahí me vi obligado a parchear el equipo.  





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