Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 20 de noviembre de 2018

La plaza del polvorista de mi pueblo

Hablaba yo ayer con Manolo Muñoz, amigo mío desde la niñez en El Puerto de Santa María, del polvorista: plaza de tierra, que un argentino llamaría potrero, y en la que veintidós chavales jugábamos al fútbol con el deseo evidente de obtener las veintidós pesetas recogidas entre los participantes para premiar al equipo ganador. 

El premio se fue incrementando hasta llegar a los veintidós duros. Que ya era dinero entonces. En ocasiones, el encargado de guardar la pasta no dudaba en darse el piro y nos dejaba tan desolados como acordándonos de todos sus... parientes vivos o idos a ese sitio del cual nunca se vuelve. 

Ni que decir tiene que la desconfianza fue imperando entre nosotros y llegamos a la conclusión de que lo mejor era esconder los duros entre los escombros de lo que había sido un cuartel de militares, derruido durante la guerra. El cual estaba a once metros de una de las porterías.

Los partidos duraban una eternidad. Pues se había establecido el siguiente acuerdo: el equipo ganador debería serlo por una diferencia de tres o cuatro goles. Y, claro, en la plaza del polvorista pasábamos varias horas. 

Mi amigo Muñoz sigue recordando los nombres de casi todos los niños que acudíamos domingos y festivos al descampado para olvidarnos de las carencias habidas en la época y sobre todo para distraer a muchísimos mayores que disfrutaban de lo lindo con el espectáculo que le ofrecíamos.

Espectadores sumidos en la desgracia de un tiempo donde primaban las cartillas de racionamiento, el piojo verde, el estraperlo, los cigarrillos de malatahúga o matalaúva, y la gente se moría de tuberculosis por la falta de penicilina cuando se caían las hojas de los árboles. La llegada del otoño producía canguelo generalizado.  

De aquellos niños, con quienes Manolo Muñoz y yo corríamos y luchábamos en pos de una pelota que nos tenía trastornada la sesera, cada vez quedan menos. Por no decir que la mayoría no logró remontar el río en busca de la fuente. 

Frase

Al amigo no le busques perfecto. Búscalo amigo (José Narosky)








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