Ser entrenador del Madrid es la máxima aspiración de cualquier técnico. Por mucha fama que éste haya adquirido por sus éxitos en otros clubes prestigiosos. ¡Ahí es nada adornar el historial con semejante vitola! Aunque en su fuero interno esté convencido de que el cargo lleva consigo un potro de tormento.
En ocasiones, por cuestiones imprevistas, quienes fueron contratados para dirigir al considerado mejor equipo del mundo, por ser el más laureado, carecían de historial notable como futbolistas y también como técnicos. Algunos nombres almaceno en la alacena de la memoria. Pero me resisto a mencionarlos por considerar que no hacen al caso.
En ocasiones, por cuestiones imprevistas, quienes fueron contratados para dirigir al considerado mejor equipo del mundo, por ser el más laureado, carecían de historial notable como futbolistas y también como técnicos. Algunos nombres almaceno en la alacena de la memoria. Pero me resisto a mencionarlos por considerar que no hacen al caso.
Quienes, aun careciendo de esa fama a la que he aludido, tuvieron la enorme suerte de estar en el sitio y momento justo para que les ofrecieran ocupar tan principalísimo puesto, hubieron de apechugar con esa absurda idea relacionada con que no serían respetados por sus jugadores, debido a su corto o nulo bagaje como profesionales del deporte rey.
Recuerdo que de Zidane (poco valorado como técnico que no había deslumbrado en el Real Madrid Castilla) se dijo que los jugadores aceptaban sus órdenes por haber sido una figura indiscutible del fútbol mundial. Y, bajo esa cantinela, el Madrid fue ganando títulos. Tantos como para sorprender a ZZ. Puesto que él sabía perfectamente que algunos jugadores estaban deslizándose ya por la ladera de la decadencia más absoluta. Así que no dudó en tomar las de Villadiego. Sabia decisión...
Santiago Hernán Solari fue el elegido para suplir al destituido Julen Lopetegui. El argentino fue jugador notable en el Madrid y también estaba ejerciendo como técnico en el Real Madrid Castilla. Sin resultados rimbombantes. Imagino que el día que se lo comunicaron debió pensar que ya estaba tocando el cielo con las manos. Primer paso para poder convertirse en una estrella permanente de los banquillos.
El lenguaje corporal de Solari en los primeros días, dirigiendo a su equipo, delataba la felicidad que lo embargaba. Y hasta fue tomando decisiones que parecían necesarias. Reguilón y Marcos Llorente fueron saliendo a escena para demostrar que están capacitados para ser titulares. Ambos se lesionaron cuando más los necesitaba su equipo. Prescindió de Keylor Navas. Prueba de fuego para el entrenador. Como también lo viene siendo la suplencia de Isco Alarcón.
Ahora bien, no ha sido capaz hasta ahora de cantarle las cuarenta a Marcelo. Y a partir de ahí exigirle que deje de jugar a su aire. Tampoco ha dado todavía con la tecla para acabar con la sequía goleadora de su equipo. Quizá porque aún no se ha percatado de que si se juega con un delantero falso, caso de Benzema, no tiene más remedio que contar con los servicios de otro delantero situado en condiciones de aprovecharse de los espacios libres que deja el futbolista francés.
Al parecer, y ya era hora de que sus compañeros se dieran cuenta de ello, si a Vinicius se le juega a los espacios libres, puede ser ese arma desequilibrante que el Madrid viene necesitando. Lo digo con la cautela obligada cuando se opina sobre un jugador tan joven como es el brasileño. Debido a las irregularidades que se puedan ir produciendo por su edad.
Lo que sí es cierto que la sonrisa de Solari se ha convertido ya en una mueca de sufrimiento por la responsabilidad adquirida. Es el precio que el argentino está pagando por haber tocado el cielo como entrenador. Un gran logro... Aunque esa situación, carente de éxitos, será una tacha en su historial como técnico. Así que habrá de imponer sus ideas y sobre todo prescindir de quienes se nieguen a cumplirlas.
Nota: A buenas horas mangas verdes los periodistas se enteran de que todos los equipos que se enfrentan al Madrid deciden atacar por la banda de Marcelo y Ramos.
Ahora bien, no ha sido capaz hasta ahora de cantarle las cuarenta a Marcelo. Y a partir de ahí exigirle que deje de jugar a su aire. Tampoco ha dado todavía con la tecla para acabar con la sequía goleadora de su equipo. Quizá porque aún no se ha percatado de que si se juega con un delantero falso, caso de Benzema, no tiene más remedio que contar con los servicios de otro delantero situado en condiciones de aprovecharse de los espacios libres que deja el futbolista francés.
Al parecer, y ya era hora de que sus compañeros se dieran cuenta de ello, si a Vinicius se le juega a los espacios libres, puede ser ese arma desequilibrante que el Madrid viene necesitando. Lo digo con la cautela obligada cuando se opina sobre un jugador tan joven como es el brasileño. Debido a las irregularidades que se puedan ir produciendo por su edad.
Lo que sí es cierto que la sonrisa de Solari se ha convertido ya en una mueca de sufrimiento por la responsabilidad adquirida. Es el precio que el argentino está pagando por haber tocado el cielo como entrenador. Un gran logro... Aunque esa situación, carente de éxitos, será una tacha en su historial como técnico. Así que habrá de imponer sus ideas y sobre todo prescindir de quienes se nieguen a cumplirlas.
Nota: A buenas horas mangas verdes los periodistas se enteran de que todos los equipos que se enfrentan al Madrid deciden atacar por la banda de Marcelo y Ramos.
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