Escribir sobre las mujeres en los momentos actuales es, sin duda, exponerse a que alguien se sienta ofendido u ofendida. Máxime cuando hay hombres que matan. Una minoría capaz de hacernos olvidar que la mayoría está de acuerdo en pensar que, sin las mujeres, el mundo no sería más que desorden y confusión; es decir, un caos.
Yo he vivido rodeado de mujeres en mi niñez y las he visto luchar denodadamente por la cohesión del grupo familiar. Y sobre todo haciendo milagros con las cuatro perras que ganaba el hombre en aquel tiempo, repleto de penuria. Años de posguerra en los cuales había tipos que cometían actos violentos contra las mujeres, además de gastarse gran parte de la soldada recibida en borracheras denigrantes. Maltratadores, conviene decirlo cuanto antes, que estaban en minoría ante los hombres cabales.
Eso sí, frente a las situaciones penosas, a los conflictos afectivos, a las rivalidades personales, las mujeres zanjaban, reaccionaban, actuaban... Acorde a las circunstancias de unos tiempos que ojalá nunca más vuelvan a repetirse. Mostraban su olfato, sutileza, sexto sentido. Brujeaban... No les quedaba más remedio que adelantarse a los acontecimientos.
No cabe la menor duda de que fueron ellas, las mujeres, las que sacaron adelante los hogares donde reinaba una escasez convertida en hambre canina. No hay cosa más trágica que oír el llanto de un niño pidiendo comida. Las mujeres demostraron una resistencia física que acabó con el viejo mito de la Dama de las Camelias. Dieron pruebas evidentes de ser duras ante el dolor. Mostrándose vigorosas.
Yo las recuerdo trabajando de pie cuando esperaban un hijo. Y, siendo ya adolescente, me preguntaba: ¿cómo pueden las mujeres trabajar así? Hasta que llegué a la conclusión de que fisícamente son más fuertes que nosotros; si no, la naturaleza no les habría reservado el principal papel de la supervivencia: traer los hijos al mundo.
Un amigo mío, de cuando íbamos juntos al Colegio de la 'Pescadería', solía decirme que si los hombres se quedasen embarazados, la especie humana habría desaparecido hace mucho tiempo. Pues cada generación habría sido dos veces menos numerosa que la precedente. Verdad incuestionable. Los hombres que matan -o maltratan a las mujeres- han logrado que no sea fácil ser hombre en los tiempos que corren.
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