Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 18 de enero de 2019

Santiago Solari y el nudo gordiano

Zinedine Zidane decidió desertar del Madrid porque conocía los problemas que iba a generar la marcha de Cristiano Ronaldo. Y por estar convencido de que la temporada sería construida sobre arenas movedizas. Y, tras los éxitos logrados, pensó que a él no le convenía renovar la plantilla. Pues afrontar ese reto le parecía someterse a un desgaste innecesario y contraproducente para su futuro como entrenador. Y los hechos le están dando la razón.

Tampoco hace falta ser adivino para asegurar la alegría con la que Santiago Hernán Solari recibió la llamada del club para sustituir a Julen Lopetegui. Porque ser entrenador del Madrid no está al alcance de cualquiera. Y hasta tengo la certeza de que Solari, en ese momento, ni siquiera pensó lo que se le venía encima. Puesto que todos sus pensamientos estarían ya centrados en cómo imponer un estilo de juego acorde con las cualidades de sus jugadores. Tarea compleja.

A partir de ahí sería absurdo desechar que al entrenador del Madrid los problemas no comenzaron a hacerle mella. Nada parecido, claro que no, a ese miedo que los toreros sienten la víspera de la corrida. Miedo capaz de hacerles crecer la barba e incluso producirles cambios en el organismo. Porque los toros hieren y hasta matan. Pero la responsabilidad en los entrenadores conduce, en bastantes ocasiones, a padecer de lo que los médicos diagnostican como distonía neurovegetativa. Como mal menor.

El entrenador del Madrid es persona leída, y, como argentino que es, en los anaqueles de su biblioteca estará Martín Fierro. Libro, cuyo autor, José Hernández, traza la semblanza del gaucho campero: modelo de arrojo, de audacia en el peligro, de senequismo en la adversidad, de dominio y entereza en el sufrimiento. Solari, a quien critiqué por no tomar las decisiones oportunas en el partido frente al Villarreal, se ha venido comportando, desde entonces, con temple y arrojo.

El temple es la calma... Ser fuerte, sereno, educado y capaz de tomar decisiones aunque sepa que las críticas serán duras como el pedernal. Mañana, frente al Sevilla, Solari sabe perfectamente que ha de acertar en la alineación y en cómo jugarle bien a un equipo rocoso, repleto de buenos jugadores y capaz de ganar en cualquier Estadio, para lograr la victoria. Por más que al Madrid actual, con la enfermería a tente bonete, sólo cabe exigirle la obtención de los puntos.

De no ser así, Solari será criticado acerbamente. Con saña insistente. Por mor de lo que han dado en llamar el 'caso Isco'. Por cierto, suceda lo que suceda mañana en el Bernabéu, juegue o no juegue el muchacho nacido en Arroyo de la Miel, alguien en el Madrid debería aplicar la terapia conocida como el nudo gordiano. O sea, solventar por medios expeditivos un problema de cuya difícil resolución depende un gran bien para el equipo.













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