Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 4 de febrero de 2019

Messi condiciona a los rivales


El miedo debilita e incluso "paraliza"

Es lo que les ocurre a algunos jugadores perfectamente capacitados cuando participan en escenarios grandiosos y frente a equipos extraordinarios. Barcelona y Madrid se han ganado el derecho a ser considerados los mejores entre los mejores clubes del mundo. Y sus futbolistas están acostumbrados a competir en tales acontecimientos. Lo cual no es óbice para que cualquiera de sus componentes se vea asediado por las dudas. Dicen que el miedo lógico puede ser síntoma de cauta prudencia e incluso de valor sereno, pero el miedo desmelenado y gratuito no deja de ser índice de derrota. Y yo me pregunto: ¿Hasta dónde llega el miedo que le pueda tener Santiago Hernán Solari a Lionel Messi? Pues ese miedo se transmite... Ahí puede estar la clave del partido.

Orden para defender y caos para atacar

Recuerdo que fue Paul Breitner quien se expresó así en una etapa en la cual el Madrid tenía problemas en defensa. No pocas veces su talón de Aquiles. Y es que el equipo blanco ha logrado vivir casi siempre de su ataque. Los entrenadores son responsables de que el sistema defensivo raye a gran altura. A partir de ahí los goles suelen llegar de la manera menos esperada. Jugar con convicción, orden, atención y esgrimir excelentes recursos futbolísticos son detalles imprescindibles y ayudan a que un equipo se pueda codear con los mejores y ganarle a los de medio pelo. Por muy modesto que sea. Armas que también son ineludibles en los equipos más encopetados. Marcelo sigue renegando de semejante sacrificio.

Lucas Vázquez está infravalorado
  
Bayern de Múnich y Madrid se enfrentaron en Alemania, hace ya varias temporadas, en partido correspondiente a una competición veraniega. Lo ganó el equipo alemán en el último suspiro del encuentro gracias a una gran jugada de Douglas Costa; quien prometía lo indecible. Guardiola, entrenador a la sazón del equipo muniqués, destacó sobremanera la labor de dos jugadores: Marco Asensio y Lucas Vázquez. Y lo hizo basándose en el trabajo que llevaban a cabo por las bandas, defendiendo y atacando. Lo cual le permitía al equipo mantener un equilibrio entre líneas, gran poderío en el medio campo y desbordes por los costados. Y, naturalmente, sacarle brillo al 4-4-2. Desde entonces, los dos jugadores han pasado por momentos buenos y malos. Actualmente, la labor de LV es digna de encomio. Pero no cesan de infravalorarlo.

Messi condiciona a los rivales antes de empezar el partido 

Lo dicho no deja de ser una perogrullada. Aunque los demás jugadores tampoco son mancos.  Pues bien que exhibieron sus habilidades cuando Lionel Messi causó baja por prescripción facultativa. Aun así, el Barça infunde menos respeto entre sus adversarios si la estrella argentina no juega. Messi comienza los partidos orillado a la derecha. Desde esa atalaya va calibrando la situación de los rivales y memorizando sus puntos débiles. Para, a renglón seguido, explotarlos. Ademas de tener asumido que su presencia en cualquier zona del terreno de juego provoca nerviosismo a granel. De todos los marcajes a que ha sido sometido el argentino, me viene a la memoria el que le hizo Kovacic. A propósito, ¡qué buena prueba de fuego sería encomendarle tan ingrata misión a Marcos Llorente!

Luis Suárez será un incordio permanente

El delantero uruguayo no dudará en acosar, atosigar y molestar a sus marcadores más allá incluso de lo que le permite el reglamento. Y tampoco se cortará lo más mínimo en fingir derribos inexistentes. Y acabará teniéndoselas tiesas con todos los jugadores del Madrid. A fin de provocar la consiguiente tángana..., para beneficio de su equipo. De semejante comportamiento ya ha sacado réditos en otras ocasiones. Al margen de esa forma de proceder, que los árbitros suelen permitirle, tampoco conviene echar en saco roto sus cualidades como delantero capaz de rematar un adoquín enviado desde los costados. Suárez sabe perfectamente que, para ser ídolo en Barcelona, también es necesario odiar al Madrid. Y cumple con ese cometido a las mil maravillas. Así que los jugadores blancos no deben pecar de incautos.









 


   


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