Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 15 de marzo de 2019

Eder Militao y Joaquín Caparrós


Eder Militao ha sido el primer fichaje del Madrid tras el regreso de Zinedine Zidane como entrenador. Conque no cabe la menor duda de que la contratación del jugador del Oporto habrá sido aprobada por él. Del central brasileño me es imposible decir ni pío porque nunca le he visto jugar. Aunque muy pronto tendré la oportunidad de hacerlo en los encuentros correspondientes a los cuartos de final de la Champions League.

Si bien tengo la certeza de que Militao es un diestro cuya pierna izquierda sólo le vale para apoyarse. Por consiguiente, el Madrid seguirá careciendo de un zaguero siniestro. El Barcelona, en cambio, cuenta con los servicios de Clément Lenglet y Samuel Umtiti. Como mandan los cánones de la cosa. A lo mejor, vaya usted a saber, en el Madrid piensan que no debe molestarse al capitán. Y hasta puede que confíen en que Reguilón sea en cualquier momento la solución para evitar que el equipo siga desangrándose, cada dos por tres, por ese costado.

El Slavia de Praga eliminó al Sevilla de la Europa League (4-3). Partido emocionante y que me mantuvo en vilo hasta el último segundo de una prórroga en la que se impusieron los checos porque sacaron a relucir una voluntad inquebrantable y un espíritu de sacrificio admirable. La derrota del equipo hispalense ha sido aprovechada por el presidente del Sevilla para despedir a Pablo Machín. Quien estaba sentenciado desde que se puso en las manos de Joaquín Caparrós. Testigos tengos de que me adelanté a los acontecimientos cuando el Pizjuán bramaba de alegría por cómo jugaba y ganaba su equipo. Todo fue un espejismo.  

Joaquín Caparrós, tras sustituir a Vincenzo Montella, la temporada pasada, decidió que lo mejor era ausentarse del banquillo y ocupar un cargo en el club con menos responsabilidad y estar siempre atento a enmendarle la plana al técnico elegido. Pero el presidente le encomendó la díficil misión de elegir jugadores y entrenador. Tarea para la cual no estaba capacitado, según dijo el utrerano. Aunque acabó aceptándola. Ahora, el presidente le exige que dirija a la plantilla confeccionada por él. Una orden preñada de malaúva. Pero Caparrós se la ha ganado a pulso por pasarse de listo. 





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