Llevaba razón Álvaro Benito cuando se atrevió, jugándose su puesto de trabajo como entrenador del Juvenil B del Madrid, a propalar los fallos cometidos por Casemiro, Ramos y Kroos en el partido de la Copa del Rey frente al Barcelona. Pero, para quienes hubieran dudado de sus comentarios, el encuentro de hoy ha servido para demostrar que el exjugador del Madrid no estaba equivocado.
El equipo azulgrana fue superior de cabo a rabo. Sobre todo en la primera parte. Rakitic, Busquets y Arthur se impusieron en la zona vital del medio campo con tanta sencillez como eficacia. Por una razón muy sencilla: el único que trabajaba a destajo fue Modric. Pues Casemiro y Kroos deambulaban por el pasto como dos almas en pena.
Rakitic aprovechó ese dominio de su equipo para evidenciar los defectos crónicos de Sergio Ramos. El croata le ganó en velocidad al capitán blanco, aprovechándose de su lado ciego, como bien hacía El Niño Torres en sus mejores momentos en el Atlético. Despiste clamoroso del camero, una vez más. Fallo que le hizo jugar tan excitado como mal el resto del encuentro.
El mejor del Madrid fue Reguilón. Poco bagaje para ganarle a un rival que juega en el Bernabéu mejor que en el Camp Nou. Bale no estuvo ni en misa ni repicando. Es decir, que atacó mal y defendió peor. Y qué decir de Benzema: lleva varios partidos sin ser ni chicha ni limonada. O sea, ni delantero centro ni tampoco segundo o falso delantero.
En lo tocante a Vinicius, sigo insistiendo en que confiar ciegamente en que sea el brasileño quien resuelva los partidos no deja de ser nada más que motivo de fe inquebrantable en sus cualidades. La cual iremos perdiendo a medida que el chaval siga tirando a puerta con tan escasa fortuna. De momento, sus actuaciones más espectaculares que prácticas han motivado que Benzema haya cambiado su estilo con el fin de estar más cerca del marco contrario para aprovechar sus pases. Y no está dando resultado.
Llegaron los cambios ordenados por Solari y no dieron los resultados apetecidos. Por cierto, uno de ellos fue sacar a Isco en el minuto 75. Tiempo suficiente para que éste aprovechara la ocasión para hacerle la rosca a Lionel Messi, acompañada de una sonrisa que delataba una alegría impropia en alguien que defiende los colores del Madrid. El Barça, sin duda, se aprovecha de la impotencia del Madrid
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