Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 10 de mayo de 2019

Nuestro alcalde habla como si fuera El Rey Sol


Quienes conocemos a Juan Vivas desde el año del catapún, sabemos de su rendida admiración por Napoleón Bonaparte. General, primer cónsul y emperador de Francia de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. Cada vez que yo escuchaba a nuestro alcalde deshacerse en elogios hacia el hombre que mostró siempre una amenazadora propensión a ser la espada que ejecuta, el gobierno que administra y la cabeza que planifica y dirige, tres personas en una misma naturaleza de inigualada eficacia, pensaba que su entusiasmo por ese militar era una pose.

Tampoco descartaba que Vivas desconociera como era Napoléon Bonaparte: tirano eficiente, astuto, arrojado y a la vez prudente, con dobles e incluso terceras intenciones. De palabras rápidas y un maestro de la actuación. Y, además, no era un enano, pues medía uno sesenta y cinco. Pero dado que siempre iba escoltado por personas de muchos centímetros, los ingleses que lo odiaban, no cesaban de llamarlo enano. Y al gabacho le sentaba como un tiro. Lógico. Por más que ser alto o bajo de estatura no deja de ser una manera de estar algo constituido.

Pues bien, pasados muchos años, resulta que nuestro alcalde anda poseído por una cierta mímesis de otro personaje francés; es decir, de Luis XIV. El Rey Sol. Quien no dudó en decir lo siguiente: "Después de mí, el diluvio...". Un tópico político que le atribuyen al monarca y que bien pudo ser pronunciado por una de sus amantes. Juan Vivas lo viene remedando así durante la campaña electoral: "Tengo el temor de que Ceuta, sin mí, puede perder la estabilidad. Incluso se expone a peligrosas incertidumbres". Y se queda tan pancho. 

Así que no me sorprendería, si las encuestas siguen ofreciendo datos adversos para él, que nuestro alcalde acabara proclamando a voz en cuello: "Ceuta soy yo". Y sin mí se producirá el caos... Esta forma de proceder, en un personaje que lleva 18 años sentado en la poltrona municipal, no deja de ser incomprensible. Incluso hace pensar a muchas personas cuál será el motivo por el que trata de agarrarse a un cargo con la satisfacción de ser el tuerto en el país de los ciegos. De conformarse, mediante alguna coalición, como mal menor, con ser cabeza de ratón.

Los bienpensantes, al escuchar los mítines que viene dando nuestro alcalde, donde el nombre de Ceuta no se le cae de la boca, apelando en todo momento al patriotismo y prometiendo lo mucho que hará por el bien de su pueblo y por evitar los problemas de convivencia, exclaman: "A buenas horas mangas verdes" Expresión tan antigua y manida que ha pasado al lenguaje coloquial con el sentido peyorativo del auxilio que llega tarde. ¡Uf! Ya lo creo























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