Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 7 de noviembre de 2019

Gareth Bale y James Rodríguez no caen bien


Vengo oyendo y leyendo, durante toda la mañana, los merecidos elogios que viene recibiendo Rodrygo por su extraordinaria actuación frente al Galasataray. El joven futbolista brasileño, autor de tres goles, ha pasado la prueba del nueve en un escenario donde no pocos jugadores de tronío, debido al conocido como miedo escénico, quedaron empequeñecidos. Y es que el Bernabéu es un Estadio que impone tanto respeto o más que torear en Las Ventas del Espíritu Santo. Que ya es decir...

También es cierto, y quien escribe ha sido testigo de ello, que un triunfo clamoroso en el Bernabéu o en la Monumental de Madrid no significa que el muchacho que lo consiga viva durante mucho tiempo en la cresta de la ola. Pues desgraciadamente, sea torero o futbolista, pronto será bajado de esa cumbre de la fama, en la cual suele haber soledad y vértigo, si no consigue mantener una regularidad de éxitos incontestables. 

De éxito incuestionable fue la actuación de Rodrygo. De los que invitan a quitarse el sombrero a su paso. Y a mí me entraron unas ganas locas de dedicarle ditirambos a granel. A pesar de que yo soy muy dado a ser cicatero con los halagos. Tal vez porque llevo marcado a fuego en la sesera que más de tres lisonjas son demasiadas. Y, tras pensarlo, me dio por describir a Rodrygo de esta guisa: "Es una ardilla. Es vivo. Muy despierto de inteligencia".

En cambio, para no ponerle pega alguna a lo hecho por Rodrygo, me abstuve de decir lo que pensaba en relación con el Galatasaray: que es un arrecife. Un absoluto desorden como equipo. Un desastre en todos los sentidos. Y tampoco me vino a la memoria ni Bale ni James, aprovechando que el terreno estaba abonado, para opinar de modo que creciera aún más la tirria que le tienen. Lo cual no deja de ser una incitación al odio.

Quienes así se han manifestado son los mismos que se amerengan a la hora de hablar de los privilegios y de las decisiones desacertadas tomadas por Sergio Ramos cuando él lo ha creído conveniente. Dando la impresión de que son amigotes del 'Gran Capitán'. Bale y James, uno galés y otro colombiano, saben que no son queridos en el vestuario. Y son perfectamente conscientes de que no habrá día en el cual no se les ponga en la Picota por cualquier nimiedad.

Incluso tengo la impresión de que al galés, jugador de fama mundial, terco y tozudo como un aragonés, le importa un bledo y parte del otro que, ante la irrupción exitosa de Rodrygo, le digan  "que puede irse con viento fresco a Gales o donde sea, por estar su puesto cubierto". Es más, mientras que Gareth Bale esté en el Madrid lo considero capaz, en cualquier momento, de resolver partidos de los que otorgan títulos. En cuanto a Jamés Rodríguez, quien escribe le pronosticó, cuando estaba jugando bien, que volvería a ser víctima del olvido. Así que bien haría el colombiano en darse el piro en el mercado de invierno.   











 












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