"Qui resistit, vincet". Parece ser que esta es una máxima latina de Perso, que viene a decir "quien resiste, gana". Nuestro Nobel, Camilo José Cela, lo repetía frecuentemente. Y resistiendo ha logrado el Atlético de Madrid ser finalista de la Supercopa de España. El equipo rojiblanco sufrió lo indecible en la primera parte, asediado por un Barcelona que fue infinitamente mejor. Pero los hombres dirigidos por El Cholo Simeone aguantaron, padecieron y soportaron ese dominio con las armas que sacan a relucir cuando se ven dominados de cabo a rabo.
Defender como un equipo menor, siendo uno de los clubes más importantes de España y de Europa, no es ningún desdoro. Sobre todo si esa labor se realiza como mandan los cánones. Los jugadores del Atlético saben que han de jugar como desea su entrenador. Es un equipo compuesto por no pocos futbolistas de mucha calidad pero que han de cumplir las misiones concretas que les encomienda su técnico. Lo que le convierte en un equipo correoso, disciplinado y que sabe capear el temporal cuando los adversarios son mejores. Nadie se salta el guión táctico establecido. Eso sí, se permite imaginar siempre y cuando el fin sea práctico.
Insisto: el Barcelona fue mejor en la primera parte. Pero no logró ninguna ventaja de ese dominio. Mientras que Simeone se desgañitaba diciéndole a sus jugadores que atacasen por la banda izquierda para distraer la atención de Sergi Roberto y Vidal, con el fin de que éstos no conectaran con Lionel Messi. Cuyo peligro era evidente. En la segunda parte, Koke tardó nada y menos en lograr el primer gol de su equipo. Fue salir y besar el santo. Lo hizo para sustituir a Herrera.
La respuesta a ese gol la dio Messi en el minuto cincuenta. Tras chutar con la derecha desde fuera del área, sorprendiendo a Oblak. Se creció el equipo azulgrana y Griezmann marcó el segundo en plena euforia del conjunto azulgrana. Corría el minuto sesenta y todo indicaba que el Atlético no saldría ileso del trance. Llegaron goles anulados por el VAR en dos ocasiones. Uno a Messi y otro a Piqué. Y a partir de ahí, con la entrada de Vitolo y Llorente, los de Simeone sacaron fuerzas de flaqueza y lograron darle la vuelta al marcador. Goles de Correa y Morata de penalti. Hubo otro, por mano de Piqué, que ni el árbitro ni el VAR creyeron conveniente indicarlo.
El Barcelona fue mejor durante casi todo el partido. Pero no supo rematar la faena cuando el equipo rojiblanco estuvo jugando durante mucho tiempo replegado al borde de su área. Formando una muralla humana delante de Oblak. Y, claro, sucedió lo que suele suceder cuando se tiene enfrente a un conjunto que está preparado para sufrir y para resistir lo indecible. "Quien resiste, gana". Una máxima a la que se aferró el equipo dirigido por Simeone. Y le dio resultado. Por más que enfrente estuviera Messi desplegando su mejor juego. El Atlético jugará la final de la Supercopa de España con el Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.