Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 18 de febrero de 2020

Es más fácil ser agradable que desagradable


Un aficionado del Atlético de Madrid me pregunta si opinaré del partido que su equipo juega frente al todopoderoso Liverpool...  Le respondo que todavía no lo tengo decidido. Y aprovecha la ocasión para decirme que es rojiblanco desde muy joven. Que fue alentado por José Fernández Clavijo. Quien presidía la Peña Atlética en los años 80.

-¿Conoció usted a Fernández Clavijo? -inquirió mi interlocutor.

-Sí, claro que sí; nuestra amistad se mantuvo hasta su fallecimiento. Incluso obra en mi poder una carta de don Vicente Calderón en la que me da las gracias por lo bien que yo trataba en mis artículos a la Peña Atlética. Según le contaba el presidente de ella.

-¿Cómo era don Vicente Calderón?

Un tipo extraordinario. Bien es cierto que en su figura concurrieron todas las contradicciones del fútbol español, pero su gestión del Atlético de Madrid tuvo cierto paralelismo con la que ejerció el patriarca del club rival, Santiago Bernabéu, a quien don Vicente -siempre se le llamó con el don por delante- admiraba y consideraba su amigo: en su biografía hablan de su verbo sarcástico, la defensa por igual del fútbol y la Meseta.

Era además el decano de los presidentes, pero se le respetaba y apreciaba por otros motivos: por su caballerosidad y bondad naturales, hasta el punto de cautivar a quienes tenían la suerte de tratarlo. Como fue mi caso. Don Vicente empezó a currar  siendo muy joven, debido a la penuria económica habida en su casa, tras haber disfrutado la familia de una pequeña fortuna. Y se convirtió en representante de una marca de zapatos y poco tiempo después comenzó a trabajar en una droguería. Conque terminó siendo un gran empresario hecho a sí mismo. Logro nada fácil ni bien visto por quienes son ricos a nativitate.

Aún recuerdo el día en que me senté a una mesa con el presidente del Atlético en Casa Lucio (Madrid). También en el Hotel La Muralla de Ceuta y en el Hotel Caballo Blanco (El Puerto de Santa María). Bajo la atenta mirada de Luis Aragones. Mesas de comedores en las que decir tonterías se consideraba pecado mortal. Pues don Vicente Calderón era muy religioso.

El aficionado del Atleti me da las gracias por contestar a sus preguntas.

-De nada...

Y alla que me voy todo telendo. Por estar convencido de que es más fácil ser agradable que desagradable.





   

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