Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Negligencia de los gobernantes


Los políticos no se cansan de repetir, sobre todo los pertenecientes al Gobierno de España, que ahora no cabe culpar a nadie de no haber cortado de raíz todas las marchas del 8-M y asimismo todos los actos públicos en los que se congregaran muchas personas. A pesar de que en su poder se hallaba ya un informe de la Agencia Europea para la Prevención de Enfermedades desaconsejando la celebración de tales actos, debido a que el coronavirus podría extenderse masivamente. Pero tanto el ministro de Sanidad como la ministra de Igualdad no le dieron la menor importancia cuando fueron preguntados al respecto

Y yo tuve la impresión de que el ministro de Sanidad no se atrevió a decir ni pío en contra de la salida a la calle de las mujeres, para celebrar el Dia Internacional de la Mujer, por temor a enfadar a la ministra de Igualdad, quien estaba ya dispuesta a ser la primera dama en un acto multitudinario en Madrid. Privarla de ese disfrute la hubiera enfadado muchísimo. Enojo que hubiera contribuido a que Pablo Iglesias hubiese puesto el grito en el cielo. Y, claro, el presidente del Gobierno ya sabe cómo se las gasta el riquito que mora en el casoplón de Galapagar. 

Así que los gobernantes socialistas optaron por hacerse los suecos. Convencidos de que para evitar disgustos con sus coligados de Unidas Podemos, bien merecía la pena aplazar la toma de medidas para empezar a combatir el virus. Craso error. Vamos, de una gravedad que afectará indudablemente a quienes no pensaron entonces que le habían dado alas a un bicho que lleva en sus entrañas los deseos de matar. Podría aplicársele a quienes tomaron tan nefasta decisión lo que ya decía Erasmo de Róterdam en el siglo XVII.

"Aquel gran hombre decía que no había nada más ridículo que intentar ocultar un pedo con una tos". Válgame la comparación levemente escatológica para describir el egoísmo de unos políticos que anteponen sus ambiciones a cualquier otro motivo. De ahí que no nos cansemos de decir que "por muy sucia que se imagine uno la política, siempre lo es mucho más".

Irene Montero y Pablo Iglesias llegaron a la política aprovechando una crisis económica que dejó a la clase media exhausta y a los pobres más pobres que nunca. Y han logrado, conchabados con  los independentistas catalanes -lo cual es costumbre de los comunistas en todas las épocas-, meter la cabeza en el Gobierno de España. Y mucho me temo que Pedro Sánchez, en sus ratos de soledad en el Palacio de La Moncloa, lamentará haber tenido que coligarse con quienes, sin duda alguna, le harán pasar muchas noches en blanco.

Ah, en los años ochenta se decía que los héroes estaban pasados de moda. Era una opinión casi generalizada. Se había perdido la fe en casi todo. La pena es que haya tenido que surgir la crisis del coronavirus para darnos cuenta de que los profesionales de la medicina son unos campeones.









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