Atlético-Sevilla
Hace ya tiempo que recuperé el hábito de dormir la siesta. Así que no suelo ver los partidos que se juegan a las cuatro de la tarde. Salvo rara excepción. Hoy ha sido una de ellas. Presentía que Atlético de Madrid y Sevilla iban a ofrecer un buen espectáculo y no me equivoqué. Aunque durante los primeros minutos di una cabezada. El espectáculo principió cuando Luuk de Jong, gracias a un buen gesto técnico, pudo lograr un disparo que batió a Oblak. Corría el minuto diecinueve y el sopor se evaporó. Dado que ambos equipos jugaron ya a un ritmo trepidante. Acciones que generaban emoción a raudales.
Y, claro, llegaron los goles: empató el Atletico de penalti (Morata) y Joao Félix adelantó a su equipo en el marcador. Y Ocampos -magnífico jugador- logró de penalti el segundo tanto del equipo hispalense. El ritmo vertiginoso duró media hora, más o menos, y a partir de ahí la intensidad fue remitiendo. La segunda parte, a pesar de la incertidumbre del encuentro, me hizo bostezar de lo lindo. Pero ya no era cosa de ponerse el pijama y meterse en la piltra.
Barcelona-Real Sociedad
A mí me encantan las locuciones y frases hechas.Tal vez sea porque durante mucho tiempo fui un lector fervoroso de Jaime Campmany. Quien las defendía diciendo que siempre fueron usadas por los clásicos. Amén de ser necesarias porque nuestro vocabulario se iba reduciendo con celeridad. Viendo el partido Barcelona-Real Sociedad me ha venido a la memoria la de Rizar el rizo. Es decir, llevar una cosa al úlimo extremo del rebuscamiento y la exigencia. Es lo que han hecho tanto Ter Stegen como Alex Remiro.
Ambos porteros dieron un curso de cómo arriesgar jugando con los pies sin necesidad. Vamos, es como dar vueltas de campana con un avión sabiendo que tiene muchas posibilidades de estrellarte. Ello sucedió, sobre todo, en la primera parte. Tan mal estuvieron los dos guardametas, debido a que alguien los ha convencido de que juegan con los pies como los ángeles, que bien pudieron encajar varios goles. La Real Sociedad perdió un partido que pudo ganar. Pero sus jugadores no supieron rematar la faena. El equipo de Quique Setién, de momento, ni juega bien ni marca goles con facilidad. Pero sigue al frente de la clasificación. Todo depende de lo que haga -mañana- el Madrid en el Villamarín
Hace ya tiempo que recuperé el hábito de dormir la siesta. Así que no suelo ver los partidos que se juegan a las cuatro de la tarde. Salvo rara excepción. Hoy ha sido una de ellas. Presentía que Atlético de Madrid y Sevilla iban a ofrecer un buen espectáculo y no me equivoqué. Aunque durante los primeros minutos di una cabezada. El espectáculo principió cuando Luuk de Jong, gracias a un buen gesto técnico, pudo lograr un disparo que batió a Oblak. Corría el minuto diecinueve y el sopor se evaporó. Dado que ambos equipos jugaron ya a un ritmo trepidante. Acciones que generaban emoción a raudales.
Y, claro, llegaron los goles: empató el Atletico de penalti (Morata) y Joao Félix adelantó a su equipo en el marcador. Y Ocampos -magnífico jugador- logró de penalti el segundo tanto del equipo hispalense. El ritmo vertiginoso duró media hora, más o menos, y a partir de ahí la intensidad fue remitiendo. La segunda parte, a pesar de la incertidumbre del encuentro, me hizo bostezar de lo lindo. Pero ya no era cosa de ponerse el pijama y meterse en la piltra.
Barcelona-Real Sociedad
A mí me encantan las locuciones y frases hechas.Tal vez sea porque durante mucho tiempo fui un lector fervoroso de Jaime Campmany. Quien las defendía diciendo que siempre fueron usadas por los clásicos. Amén de ser necesarias porque nuestro vocabulario se iba reduciendo con celeridad. Viendo el partido Barcelona-Real Sociedad me ha venido a la memoria la de Rizar el rizo. Es decir, llevar una cosa al úlimo extremo del rebuscamiento y la exigencia. Es lo que han hecho tanto Ter Stegen como Alex Remiro.
Ambos porteros dieron un curso de cómo arriesgar jugando con los pies sin necesidad. Vamos, es como dar vueltas de campana con un avión sabiendo que tiene muchas posibilidades de estrellarte. Ello sucedió, sobre todo, en la primera parte. Tan mal estuvieron los dos guardametas, debido a que alguien los ha convencido de que juegan con los pies como los ángeles, que bien pudieron encajar varios goles. La Real Sociedad perdió un partido que pudo ganar. Pero sus jugadores no supieron rematar la faena. El equipo de Quique Setién, de momento, ni juega bien ni marca goles con facilidad. Pero sigue al frente de la clasificación. Todo depende de lo que haga -mañana- el Madrid en el Villamarín
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