Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 25 de abril de 2020

Guardar la boca no es siempre la mejor solución


Miércoles 19 de enero de 1983. Eduardo Hernández me anticipa que el primer delegado del Gobierno será Manolo Peláez; un asturiano afincado en Santander. A los pocos días es retratado por un medio de comunicación. "El recién nombrado delegado del Gobierno es persona autoritaria y se maneja en la vida con hechos consumados. Pertenece al cuerpo técnico de interventores de la Seguridad Social, y declara estar a punto de acabar la carrera de Derecho. Es también profesor mercantil, graduado social... Perteneció al partido de Tierno Galván y cuenta  con la confianza del ministro Morán".

El primer delegado del Gobierno socialista, presidido por Felipe González, llegó a Ceuta en marzo del año ya reseñado y pronto se dio cuenta de las dificultades que entrañaba ocupar ese cargo en esta ciudad. Lo tildaron de reyezuelo nada más abrir la boca, y a partir de ahí no cesaron de zurrarle la badana. Cualquier decisión que tomaba era contestada mediante críticas acerbas. Un maltrato que acusó Manolo Peláez. Hasta el punto de que lograron cambiar su carácter e imbuirlo de desconfianza hacia todo lo que se movía cerca de él.  

En Ceuta, todos los delegados de Gobierno han sido puestos en la picota sin solución de continuidad. Y los ha habido, sin duda alguna, tan preparados como exige el cargo de una ciudad pequeña pero con problemas de urbe grande. Amén de ser frontera con África. Eso sí, ninguno de ellos tuvo que resolver un problema tan grave como fue la revuelta de los subsaharianos en las Murallas Reales. Revuelta que tuvo que afrontar la siempre recordada María del Carmen Cerdeira. Y que a mí me tocó vivir intensamente.

Por consiguiente, creo que Carmen Mateos Estudillo sabía muy bien donde se metía cuando aceptó el cargo. Puesto que muchos son sus conocimientos de la ciudad. Y además cuenta con la ventaja de recibir el mejor asesoramiento desde Madrid. De ahí que haya decidido darse un punto en la boca. Máxime en los tiempos que corren. Los cuales son tan revueltos cual peligrosos. Sin embargo, sus silencios, amén de sonoros, deberían llevar consigo acciones que repercutieran positivamente en los ciudadanos.

De no ser así, interpretar el papel de 'Belinda' no le beneficia. Es más, le perjudica en la misma medida que hace posible que sus adversarios la expongan diariamente como la enemiga que todo pueblo necesita para culparla de sus males. Y esa forma de proceder irá horadando su prestigio personal y político. En fin, asesores tiene usted, señora delegada del Gobierno, que saben mucho más que este modesto escribano. Aunque bien harían cuanto antes en concederle el privilegio de hacer algo por los ceutíes.   















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