Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 18 de mayo de 2020

Aquel verano de 1979


Del verano de aquel año, recuerdo que ETA seguía matando. Que un tristemente habitual incendio forestal se cobraba veintiuna vidas humanas atrapadas por el humo y las llamas en una vaguada en las cernanías de Lloret del Mar. Y también de la aprobación de la norma de los jugadores sub-20 en nuestro fútbol. Idea que le fue atribuida a Pablo Porta -personaje de varias caras- con la complacencia de Núñez, presidente a la sazón de Fútbol Club Barcelona.

La medida fue criticada mayoritariamente por entrenadores de todas las categorías. Y tal vez llevaran razón en sus quejas; excepto quienes se lamentaban de que esa regla sólo serviría para que se duplicaran las broncas de los aficionados a los técnicos durante los cambios, convencidos de que esas sustituciones no eran las más apropiadas. En la pretemporada no se habló de otra cosa en los corrillos futbolísticos y en los diarios deportivos. 

En mi caso, lo primero que hice es buscar jugadores de 18 años, entre equipos modestos, capaces de ser titulares. A fin de no tener que infringir la medida adoptada por la RFEF, con cambios dispuestos ya de antemano, y sobre todo para obtener ventaja de la disposición. A los tres sub-20, elegidos por mí, no dudé en decirles que formarían parte principalísima del sistema táctico del conjunto. Que mi idea era mantenerlos mucho tiempo en el terreno de juego.  

De los tres sub-20, dos se convirtieron desde el primer día en futbolistas claves de un equipo que jugaba de memoria tanto en el amplio terreno de juego del José del Cuvillo, en el pasto del Camp Nou frente al Barcelona Atlético, o en el modesto campo del Díter de Zafra de la época. Y el tercero también disfrutó de oportunidades. Mentiría si no dijera que los chavales superaron con creces el rendimiento de veteranos consagrados y que hubieron de rendirse ante la evidencia.

Suano y Ángel le dieron al Portuense un aire de equipo superior en la temporada 79-80. Aún recuerdo cómo Suano brilló en el Estadio Vicente Calderón frente al Atlético de Madrid, en partido correspondiente a la Copa del Rey. De Ángel, que hace años se fue a ese lugar del cual nunca se vuelve, debo decir que se lesionó cuando iba a ser internacional con la selección de jóvenes que dirigía Juan Santisteban. 




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