Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Convivencia moderna


Cuando 2019 estaba tocando a su fin, fui a un restaurante con algunos familiares, tras pedir la reserva correspondiente. Lo hicimos con el deseo expreso de disfrutar de una agradable, serena y pausada conversación, mientras comíamos, aun sabiendo que el local estaría a tente bonete; es decir, lleno hasta la bandera. A los pocos minutos de estar en el establecimiento, el ruido lo invadía todo; y acordamos comer con celeridad para irnos cuanto antes de un sitio donde los comensales hablaban a grito pelado y casi todos a la vez. 

Del grito se ha dicho siempre que es una agresión; significa una invasión al oído ajeno. Y el grito simultáneo -la conversación entre dos o tres o cuatro personas que gritan a la vez- es un perfecto disparate. Lo más importante de una conversación -dijo alguien cuyo nombre no recuerdo- es la oportunidad del silencio. Aquel día, del año que estaba dando las boqueadas, en aquel salón-comedor parecía que se estaba celebrando un concurso de chillidos. Imagínense la cantidad de salivilla que flotaba en un ambiente donde imperaba la cercanía entre las personas.

Cierto es que son contados los lugares públicos, cafeterías, restaurantes y bares, que no estén invadidos por el ruido. Y que el único remedio existente es acostumbrarse a él. Es más, en los locales pequeños, si usted es pisado, empujado, o alguien eructa muy cerca de su cara, olvídese de que le pidan las disculpas correspondientes. ¡Qué poco nos parecemos a los franceses!... Quienes se pasan todo el día pidiendo perdón por lo que a nosotros nos parecen nimiedades.

Eso sí, no se le ocurra destacar esas expresiones de cortesía, porque siempre habrá alguien que le diga que si los franceses están continuamente pidiendo perdón, hasta cuando se rozan con alguien, es porque tienen horror al contacto con extraños. Pues bien, más pronto que tarde volverán a reverdecer sus lauros los buenos modales entre nosotros. Como consecuencia de ese miedo cerval que, debido al coronavirus, le seguiremos teniendo a las infecciones. Incluso en las grandes ciudades habrá menos aglomeraciones. Y dejará de reinar el caos.












 

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