Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 7 de mayo de 2020

Mi amigo Tornel


Cada semana, recibo la llamada de mi amigo Tornel; siempre dispuesto a saber si el miedo se ha apoderado de mí. Y mi respuesta no cambia: tengo el miedo justo y trato de combatirlo haciendo todo lo que nos recomienda Simón. "¡Lagarto!". La interjección de mi amigo ha debido oírse hasta en la Conchinchina. Y a mí me da mucha pena que Tornel considere de mal agüero mencionar ese apellido. Pues Simón daría todo lo que no tiene, y mucho más, por decirnos que el coronavirus se ha debilitado tanto que ya asusta menos que una película de Boris Karloff.

Yo entiendo que mi amigo Tornel, que era ya de natural aprensivo, cuando vestía pantalones cortos, haya acabado siendo aspirante a ganador del premio a la hipocondría. De ahí que viva obsesionado por su salud, temiendo contraer todas las enfermedades que puedan existir en la tierra. Por el tono de su voz, percibo que MT está preocupado, muy preocupado, preocupadísimo... Y decido inquirirle, como quien no quiere la cosa, por cómo está él. Y, claro, su respuesta no tiene desperdicios.

-El desánimo se ha apoderado de mí. Hasta el punto de que estoy tan abúlico que no tengo ganas ni de morirme...

Tornel, mi amigo, además de hipondriaco, se ha distinguido siempre por su buen humor... Aun en los momentos en los que un simple estornudo le hace cavilar sobre la posibilidad de contraer una neumonía. Lo cierto es que muchas fueron las veces que le oí decir que por la boca y la nariz entran en el cuerpo todos los males habidos y por haber. De ahí que lleva muchos años tapándose ambos orificios con los complementos adecuados. Lo que le permite llevar la mascarilla con un estilo sin par.

Tornel tuvo suerte en los negocios y ganó lo suficiente para vivir de las rentas. Es espléndido con sus amigos y socorre a quienes están necesitados. Cuando le pregunto por la crisis económica que se avecina, suspira hondamente, antes de decirme que la cantidad de parados que se va produciendo pondrá a prueba al Gobierno socialista-comunista. Pero oído al parche, Manolo, porque un país como el nuestro no soportará a varios millones de solicitantes de empleo sin disturbios sociales gravísimos.

-¿Te acuerdas, Tornel, cuando te dije que volveríamos a ver colas de miserias similares a las que se formaban en Estados Unidos cuando se produjo la Gran Depresión de los años veinte del siglo pasado y me dijiste que eso no ocurriría jamás?

-Sí, claro que me acuerdo. Y sigo pensando que, aunque la clase media se va a resentir y los pobres serán muchos más, en España se evitará que el hambre haga llorar a los niños. Pues ese sollozo constante y lánguido es devastador. Es un gimoteo suplicante que taladra la conciencia. El lloro de cualquier niño por hambre es desgarrador. ¡Cuidado...!











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