Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Las dos Españas


Larra y Machado hablaban de las dos Españas con una insistencia rayana en la tozudez; qué lejos estaban ellos de pensar que llegaríamos a tener diecisiete, además de Ceuta y Melilla, cuyos estatutos de autonomía les otorga el rango de ciudades autónomas. Y todo, conviene recordarlo, por callar bocas ante la necesidad de que Cataluña y el País Vasco recuperasen  la autonomía que le había sido concedida antes de que los españoles de los años treinta decidieran dirimir sus desavenencias a muerte. Y a las que la dictadura se cargó en un abrir y cerrar de ojos por considerar que ambas se habían inclinado por el bando republicano.

Pero nadie parece acordarse de que Franco se preocupó de que las fábricas de Cataluña y el País Vasco permanecieran inmunes a los bombardeos y que, luego, no dudó en distinguir a ambas regiones con ayudas de las que carecieron las demás.  En cambio, por poner un ejemplo, las industrias textiles de Málaga fueron destruidas. No cabe duda de que el 'Café para todos' sirvió para serenar los ánimos de quienes -instaurada la democracia- estaban ya dispuestos a reeditar el Alzamiento Cantonal de la Primera República.

Las dos Españas nunca han dejado de existir. Por más que nos parezca que esa división es una frase hecha que pervive más bien para recordar a dos escritores tan grandes como distintos. Las dos Españas siguen  mirándose de reojo y encerradas en un disimulo malicioso. Atentas en todo momento a discutir agriamente todo lo habido y por haber. Enfrentamiento que fue aumentando desde que el bipartidismo fue decreciendo por mor de una crisis económica y de una corrupción casi generalizada de sus miembros. Desastre que dio lugar a que surgieran nuevos partidos. Ávidos de poder y deseosos de llevarse su parte del exquisito pastel que genera participar en la política activa. 

Unidos Podemos -ahora Unidas Podemos- aprovechándose de una crisis económica de armas tomar y de los casos de corrupción existentes, se hizo con la calle en un abrir y cerrar de ojos. Ocurría en 2016 y, a partir de ahí, España principió a ser ingobernable. Puesto que PP y PSOE se vieron asediados por comunistas e independentistas -primos hermanos en desestabilizaciones... Por motivos muy distintos-. Y desde entonces los gobiernos han ido dando tumbos.

El gobierno actual, es decir, el presidido por Pedro Sánchez, además de haber tenido la mala suerte de tener que enfrentarse al COVID-19, ha de soportar con resignación la presencia de Pablo Iglesias como ministro destacado. El señor Iglesias (untuoso hasta la náusea, está convencido de que la libertad es preciosa, hasta el punto de que tiene que ser racionada cuidadosamente) es lo más parecido a Largo Caballero. Quien se distinguió por su habilidad para dividir a los españoles, encontrando la respuesta del general Mola. Y, claro es, las dos Españas están ya que trinan.   






  




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