He jugado con Puskas y Gento. Luego estuve en Italia y me enfrenté a grandes futbolistas como Luis Suárez, Corso y Mazzola. En mi Juventus estaba Omar Sivori, y también jugué contra Eusebio. Pero la verdad es que como Alfredo Di Stéfano no vi a ninguno. Nadie como Di Stéfano. Son declaraciones de Luis del Sol en El País de hoy.
Considero axioma la opinión de Luis del Sol. A quien vi jugar cuando estuvo en el Utrera, cedido por el Betis Balompié. Fue en 1953. Tenía 18 años e hizo diabluras frente el Racing Club Portuense en el campo de Eduardo Dato. La temporada siguiente, y ya formando parte del equipo verdiblanco, volvió a brillar en el mismo escenario, durante un encuentro benéfico ante al club de mi tierra.
Tuve la suerte de vivir en los madriles, principiando los 'felices sesenta', y ver a Del Sol jugando con el Madrid. Era el futbolista ideal para un equipo dirigido por Di Stéfano y en el que, menos Puskas, todos corrían bajo la mirada atenta de don Alfredo. Y pobre de quien tratara de escurrir el bulto. Del Sol era un portento físico. Pero a esa condición le sumaba unas cualidades técnicas insuperables. Sabía en todo momento lo que hacer con el balón en un conjunto en el cual Didí no encajaba.
Logró títulos con el Madrid y también con la Selección Española. Yo recuerdo que entonces las comparaciones entre Luis Suárez y Luis del Sol eran el pan nuestro... En mi caso, siempre lo tuve claro: el primero era extraordinario, aunque carecía de regularidad; el segundo, en cambio, estaba bien incluso cuando bajaba de nivel. Cierto es que eran distintos. Y, desde luego, Del Sol era capaz de jugar en varias demarcaciones.
Su efímero paso por el Madrid fue fructífero, tanto por su rendimiento como en el dinero logrado por su traspaso al Juventus, para el club blanco. En Italia triunfó clamorosamente. Tal es así que sus partidarios, y yo me encontraba entre ellos, lo primero que hacían es ver lo que decían de nuestro compatriota los periódicos de Turín. Luis del Sol acabó con ese lema absurdo que estaba de moda en aquella época: "Correr es de cobarde...". Pues él corría más que nadie y jugaba como el mejor.
Considero axioma la opinión de Luis del Sol. A quien vi jugar cuando estuvo en el Utrera, cedido por el Betis Balompié. Fue en 1953. Tenía 18 años e hizo diabluras frente el Racing Club Portuense en el campo de Eduardo Dato. La temporada siguiente, y ya formando parte del equipo verdiblanco, volvió a brillar en el mismo escenario, durante un encuentro benéfico ante al club de mi tierra.
Tuve la suerte de vivir en los madriles, principiando los 'felices sesenta', y ver a Del Sol jugando con el Madrid. Era el futbolista ideal para un equipo dirigido por Di Stéfano y en el que, menos Puskas, todos corrían bajo la mirada atenta de don Alfredo. Y pobre de quien tratara de escurrir el bulto. Del Sol era un portento físico. Pero a esa condición le sumaba unas cualidades técnicas insuperables. Sabía en todo momento lo que hacer con el balón en un conjunto en el cual Didí no encajaba.
Logró títulos con el Madrid y también con la Selección Española. Yo recuerdo que entonces las comparaciones entre Luis Suárez y Luis del Sol eran el pan nuestro... En mi caso, siempre lo tuve claro: el primero era extraordinario, aunque carecía de regularidad; el segundo, en cambio, estaba bien incluso cuando bajaba de nivel. Cierto es que eran distintos. Y, desde luego, Del Sol era capaz de jugar en varias demarcaciones.
Su efímero paso por el Madrid fue fructífero, tanto por su rendimiento como en el dinero logrado por su traspaso al Juventus, para el club blanco. En Italia triunfó clamorosamente. Tal es así que sus partidarios, y yo me encontraba entre ellos, lo primero que hacían es ver lo que decían de nuestro compatriota los periódicos de Turín. Luis del Sol acabó con ese lema absurdo que estaba de moda en aquella época: "Correr es de cobarde...". Pues él corría más que nadie y jugaba como el mejor.
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