Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 14 de julio de 2020

Diego Martínez Penas


El técnico del Granada ha hecho su carrera en Andalucía. En la que los gallegos suelen ser bien acogidos. Tal vez sea porque sus rasgos de aldeanos casan muy bien con la guasa andaluza. A Diego Martínez Penas lo nacieron en la tierra de Alberto Núñez Feijóo. Y, desde hace varias temporadas, el éxito no deja de acompañarlo. Así que se ha situado entre los primeros del escalafón correspondiente a los entrenadores. Lugar donde se vive siempre expuesto a los vientos como la flor del vilano.

En la víspera del Granada-Madrid (perdonen por citarme a mí mismo) decía yo que bien haría Zidane en preparar a su equipo para combatir la más que posible defensa de tres centrales con la que Diego Martínez suele oponerse a los equipos más encopetados. Y el entrenador del Madrid, más lúcido que nunca, eligió el mejor sistema para superar al ideado por su colega. Y lo hizo acumulando futbolistas en el medio campo para dejar a los tres zagueros granadinos sin misión concreta con la cual poder ayudar a sus compañeros.

Los tres centrales designados por DMP se instalaron en su área mientras que en la zona vital del terreno de juego mandaban los futbolistas del Madrid. Quienes, además, llegaban a la portería de Rui Silva con una facilidad pasmosa. Así que muy pronto el dominio de los blancos -ayer vestidos de verde- se tradujo en dos goles y pudieron ser más.

Entretanto, yo me preguntaba lo siguiente: ¿cómo es posible que el entrenador del Granada, conociendo la alineación del Madrid una o dos horas antes del encuentro, no haya previsto algo que era de cajón? Es decir, que la acumulación de zagueros haciendo bulto y sin ningún deseo de dar un paso adelante, acabaría facilitando una victoria contundente del primer clasificado de La Liga.

Conque otra vez me vino a la memoria, y perdonen mi redoble de tambor, lo que dijo Miljan Miljanic hace ya bastantes años: "En España se critica el centro desde los costados buscando el remate de cabeza de Carlos Santillana y Roberto Martínez, y sin embargo nadie dice nada de los entrenadores que juegan con tres o cuatro defensas para marcar a un solo delantero".

Durante el descanso del partido seguí cavilando acerca de cómo Diego Martínez, capaz de haberse situado por méritos propios entre los entrenadores destacados de nuestro fútbol, había cometido el error de acumular defensas de más muy cerca de su portero, dejando el centro del campo huérfano de hombres e ideas. Amén de no rectificar a medida que pasaba el tiempo.

En la segunda parte, tras el falló de Casemiro, el Madrid se vino abajo y fue entonces cuando el entrenador del Granada reaccionó. Aunque ello no obsta para que digamos que sus decisiones no estuvieron acorde con la fama que se ha labrado en tan corto espacio de tiempo. Por tanto, conviene reseñar que el técnico de moda equivocó el sistema y lo mantuvo más tiempo del debido contra viento y marea. Equivocarse no es malo. Siempre y cuando se aprenda del error.  



   





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