Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 13 de septiembre de 2020

La parábola

Me pregunta uno de mis lectores si yo leo mucho. Y le digo que sí. A pesar de saber que semejante reconocimiento me expone a ser criticado por quienes consideran que esa respuesta es presuntuosa. Y además no tengo el menor inconveniente en contarle que mi pasión por la lectura se la debo a David Almorza Salas: destacado profesor de literatura en el Colegio de la Pescadería de El Puerto de Santa María. Gran persona y un tipo que amaba el fútbol y se bebía los vientos por el Cádiz. 

Mi interlocutor también desea saber si soy muy exigente como lector. Y aprovecho la ocasión para recomendarle que lea a Fernando Savater, en un ensayo titulado "Cuestión de estómagos", incluido en el libro Sobre vivir, en el cual emplea la parábola de la alimentación, que incluye metáforas gástricas, para hablar de la lectura.

La parábola de Savater: Siempre he creído que el buen lector como animal auténticamente superior que aspira a ser, debe definirse como omnívoro. Un buen estómago, es decir, un estómago que todo lo digiera a favor y un apetito sin ascos insuperables ni exclusiones a priori me parecen características esenciales del auténtico poseído por la pasión literaria. 

El remilgado, el que picotea entre bostezos, el que lee con el dedo meñique en alto, el que encuentra buenas razones para abandonar en la página veinte la mayoría de los libros que empieza... es casi con certeza un cagatintas intelectual que quiere sentar plaza de sibarita; en el otro extremo el obseso, el monófago, el hombre de un solo tema. 

Por supuesto que ser omnívoto no es lo mismo que carecer de paladar, más bien lo contrario: comiendo de todo con gusto y provecho se aprende a saborear cada género según su propia gama de matices. Todo es cuestión de estómagos y de todo hay que comer, aunque uno no pueda por menos de añorar de vez en cuando el pan y el chocolate al sentirse harto de tocinos de cielo y de tortilla de tontería".


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