Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 30 de marzo de 2021

Mi amigo Cerezuelo

La última vez que me llamó mi amigo Cerezuelo fue a principios de marzo. Y lo hizo para recordarme que el Barcelona había eliminado de la Copa del Rey al Sevilla y que yo no había dicho ni pío de lo ocurrido. De su queja telefónica aprecié enseguida la ironía que destilaba. Esa guasa, disfrazada de cierto toque de cinismo y con el ángel que le caracteriza. Y es que Cerezuelo no puede negar que primero es gaditano de El Puerto de Santa María y luego culé desde que tuvo uso de razón. No hay nadie perfecto...

La llamada de hoy ha sido para contarme que se ha aburrido con el juego de la selección española. Que  Busquets no está para muchos trotes. Que los jugadores españoles tardan un mundo en llegar a la portería contraria y que apenas ponen a prueba a los porteros. Vamos, que los tiros desde la media distancia, tan útiles cuando los contrarios se defienden con uñas y dientes, parece que les está prohibido...

En fin, que agotados los comentarios sobre el combinado dirigido por Luis Enrique, Cerezuelo, que es de mi edad, más o menos, echa la vista atrás, tal vez poseído por la nostalgia, y me pregunta si me acuerdo de cuando le presenté a Luis Aragonés en el Motel Caballo Blanco. Claro que sí, amigo; pues aún tengo memoria de elefante. Es más, incluso me sé de memoria lo que dijo acerca de los exjugadores que opinan en los medios de comunicación sin haber ejercido antes como entrenador.

¿De verdad, Manolo?

De verdad de la buena. Verás, Luis Aragonés no era muy dado a dar bola a cualquiera. Luis y yo nos conocimos en el Curso Nacional de Entrenadores celebrado en el INEF, en agosto de 1973. Allí se produjo nuestra amistad. La cual fue a más por tener amigos en común. A lo que iba: Aragonés decía que los exjugadores debían ser primero entrenadores y luego, tras dejar la profesión, dedicarse a opinar de lo que veían en los partidos junto al narrador de la cosa. Y no andaba descaminado. 

En fin, estimado Cerezuelo, este asunto lo he tratado yo varias veces. Sabiendo que causa malestar entre técnicos que juegan a varias bandas. Es decir, gano un dinero, me distraigo y sigo manteniendo parte de mi popularidad. Otra manera de abordar la faceta de comentarista es la de quien  se coloca en ese escaparate para ser contratado. Y la tercera, y menos grata, es la del técnico que, tras haber sido destituido por malos resultados, acaba la temporada dando lecciones televisadas. 

 



  

 

 

 

 

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