Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 3 de julio de 2021

El carácter de Luis Enrique

Hay entrenadores que les repatea acudir a la sala de prensa después de los partidos. Van  porque están obligados. Lo cual no quita para que miren a los periodistas con desafecto. Porque hacen preguntas propicias para sacar a los técnicos de sus casillas. Y éstos han de morderse la lengua para evitar la confrontación con ellos. Y además ponen buena cara a fin de que no se molesten los interrogadores. 

Hay entrenadores diplomáticos, otros que soportan con estoicismo las preguntas que van preñadas de malaúva y también los que responden con acritud. Aun a sabiendas de que los escribidores se cobrarán con creces, tarde o temprano, cualquier comportamiento que ellos hayan considerado improcedente. Y no faltan quienes pertenecen a clubes que no admiten que un empleado se enemiste con los medios de comunicación.

Hay entrenadores que consideran a los críticos como personas que conocen el camino, pero que no saben conducir el coche. Dicho de otro modo: que no están capacitados para ahondar en un deporte al que no han pertenecido. Cándido, Carlos Luis Álvarez, les hubiera respondido: "La actualidad no ocurre, se crea. Si no existiesen periodistas, no habría actualidad. Habría sencillamente hechos". En fin, que críticos y entrenadores están obligados a soportarse. 

De larga y exitosa puede considerarse la carrera de Luis Enrique como jugador y entrenador. No obstante, su displicencia sigue siendo reprobada por quienes no soportan que hable de mala gana, de mal aire, de mal talante. Como si estuviera por encima de todas las cosas... Sin caer en la cuenta de que es el seleccionador del equipo perteneciente a todos los españoles. 

Sí, ya sé que la cosa no es fácil. Que cada español, amante del fútbol, se siente entrenador. Pero sus respuestas a los periodistas, hechas desde su atalaya de ser superior, aumentan el número de aficionados que están esperando un pinchazo para ponerlo como chupa de dómine. No se trata de que cambie de carácter... Faltaría más. Pero bien haría el seleccionador en mostrarse más cercano para evitar esa actitud calificada por muchos de petulante. 







 



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