Luis Enrique jugó con un delantero centro falso para dejar sin referencia de marcaje a Bonucci y Chiellini: dos centrales veteranos y muy difíciles de desbordar. Aunque a ambos les cuesta ya lo indecible salir de su rincón de seguridad. Es decir, lejos del área grande cuando les toca perseguir a un rival. La misión le fue encomendada a Dani Olmo. Quien tenía libertad para moverse a su aire por distintas posiciones y asociarse con su centro del campo para acabar enlazando con Oyarzabal y Ferran Torres.
El planteamiento de Luis Enrique era acertado y los italianos ya no parecían ser tan fieros como nos lo habían pintado. Dado que España dominaba el centro del campo. Pero ni Oyarzabal ni Ferran Torres supieron aprovecharse de los huecos que se producían en el sistema defensivo del equipo dirigido por Mancini. Amén de que los centrocampistas tampoco se atrevían a entrar desde atrás para rematar la faena. La primera parte terminó con empate a cero.
El seleccionador italiano trató de corregir los problemas que le estaba ocasionando el 9 falso adelantando la posición de sus defensas. Pero ni Bonucci ni Chiellini se atrevían a alejarse de Donnarumma. La Selección Española fue sorprendida por un contraataque que convirtió Chiesa en gol. Corría el minuto 59 y el partido se le ponía cuesta arriba a España. El gol de Morata (75') afectó a los italianos y les dio alas a los españoles. Pero ambos selecciones fallaron sus ocasiones de gol.
Italia pasó a la final por acertar más que España en la tanda de penaltis. En esta ocasión, Unai Simón no pudo convertirse en héroe. Aunque cabe decir que La Selección Española ha competido muy bien y ha estado en un tris de ser finalista.
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